miércoles, 7 de marzo de 2012

Capitulo 8.


Capitulo 8
Todo el mundo me miraba raro al pasar yo, con una azafata de vuelo hablando cómodamente. Al llegar a la puerta de embarque me presento a sus compañeras a las que les dirigí una sonrisa. Eran muy majas, pero no estaba del todo segura si era porque soy una chica de 14 años, si están tan acostumbradas a ser simpáticas (por obligación) con todo el mundo, o si eran así de verdad. Supongo que ese es uno de los misterios que tienen las azafatas. Le entregué el pasaporte y el pasaje a la recepcionista. Me asintió y me dejó pasar. Después de pasar el escáner y cacheo, de los agentes de seguridad, me asintieron y me dejaron pasar con una sonrisa en la cara. Al ver la cola que había para recoger las pertenencias Tatiana me indicó que la siguiera. Me llevó por otro lugar en el que solo tenían acceso los trabajadores. Gracias a la ayuda de Tatiana conseguí mi mochila de mano más rápido que nadie. La gente me miraba con cara rara, yo, les devolvía la mirada con una gran sonrisa mirando mi credencial. Ya empezaba a haber gente en la puerta de embarque. Yo no hice cola, pase directamente a dar el DNI y el pasaje de vuelo y pasar. Me sentía VIP. El pasadizo que conectaba el aeropuerto con el avión era largo, pero por lo menos podía mirar. No había mucho que admirar, solo aviones, máquinas y gente trabajando. Llegué a la puerta del avión donde estaban el piloto, copiloto y azafatas/-os . Saludé a todo el mundo con una gran sonrisa y en varios idiomas. Alemán, inglés y español. Rieron al ver mi colaboración y muy agradecidos me indicaron mi asiento. Mientras intentaba acomodarme en el pequeño sillón, oí como anunciaban. “Pasajeros del viaje AB2595 diríjanse a la puerta de embarque AB295 en la parte noreste” Al escuchar eso varias veces y en distintos idiomas me causo gracia. A ellos recién los estaban llamando y yo ya estaba sentada. A los 10 minutos empezó a entrar gente por la puerta. Había mucho ruido, gente, niños, maletas, jaleo, gente perdida, y gente que esperaba poder pasar por el estrecho pasillo. Una media hora más tarde aun entraba gente, pero con más rapidez se sentaban y acomodaban su equipaje de mano. Yo ya estaba sentada desde hace rato, pero aun le estaba buscando el ángulo al sillón para sentarme cómodamente.
-Los sillones estos son una mierda-Pensé-
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