miércoles, 7 de marzo de 2012

Capitulo 10.


Capitulo 10 1/2
Aquella pareja de ingleses era muy simpática, amable y habladora, me podría haber quedado todo el viaje escuchando todas sus aventuras en distintos países pero Katrina me llamó la atención.
+Giovanna termina con el carrito y después sigues.
No me lo podía creer Katrina me había hablado en español, no me resultaba muy raro ya que es azafata y debe hablar a la perfección por lo menos tres idiomas, pero en lo que llevaba de viaje nunca me había hablado en español.
-Vale Katrina. Bye, bye. –Dirigiéndome a la pareja inglesa.-
En cierto modo Katrina tenía razón, me había pasado 1 hora escuchando las historias, de aquella encantadora pareja. Solo son 2:30 horas de viaje y ya habían pasado 1:30. Tenía una hora para terminar con el carrito y ver el avión, los pequeños detalles que nunca había visto cuando viajaba, ya que no me movía de mi asiento. Empecé a terminar lo que había dejado a medias.
Algunos pasajeros se quedaron sorprendidos al verme hacer las tareas de una azafata, pero yo me había prestado voluntaria, ya que este no era un viaje cualquiera.
Un empresario japonés le pidió el periódico y una cerveza. Enseguida se la llevó, este empresario era un poco amargo, supongo que sería por su estresante trabajo. Siguiente pasajero-Pensó- Toma ya, un ricachón con sus malcriadas hijas y su caprichosa mujer. Típico ricachón estadounidense al que le sobra dinero y tiene 6 chalets y 14 tipos de coches diferentes, le da asco que haya gente así. Como era de suponer el tío este y su caprichosa mujer (típico) pidieron el vino más caro que había en el avión, con copas de cristal y un pequeño aperitivo con caviar. Sus dos hijas pidieron un pequeño banquete de cosas dulces, una leche con cacao caliente con pajita rosa, todo servidito en una bandeja proporcionalmente grande con sus respectivos cubiertos, también pidieron una revista de moda de París exclusiva y se compraron una colonia de Paco Rabanne, Calvin Klein, Carolina Herrera y Bruno Banani. Como era de suponer los perfumes más caros de todos. También se compraron una almohada masaje-adora y unos auriculares carísimos que yo no me podría permitir. Se lo llevé todo al pie de la letra aunque con ello tarde más de media hora. El señor me pidió aparte unas cuantas aspirinas con un vaso de agua. Normal, con tanto caprichito… no hay quien lo soporte. –Pensó- Supongo que sería por eso, por lo que le pidió unas aspirinas. El señor muy agradecido por ser tan amable le dio las gracias de corazón.
+Por las molestias –Aclaró-
-Es mi trabajo.
Ellas no lo quieren lo único que quieren ellas es todo lo exclusivo y sentirse superiores.
-Muchísimas gracias de nuevo señor. Por cierto, habla español muy bien, es usted español?
+No, soy estadounidense, pero hablo español para que ellas no me entiendan. Jajajajajaja. No hay de que señorita. Siga con lo que tengo que hacer.
-Si necesita algo no dude en llamarme.
+Por supuesto.
Se había equivocado. Él era majísimo, solo que sus hijas y su mujer eran demasiado para ella
Mientras Katrina hacia todo ese trabajo, a mi me gustaría haber estado con ella y ayudarla. Pero yo estaba poniendo bien las bandejas en el carrito, y llevándolo de una punta a otra del avión.
Capitulo 10 2/2
Aun de la emoción con todo ese dinero metido en mi mochila proseguí con el resto de pasajeros. Acabé bastante rápido ya que me pedían las cosas que se consiguen en 2 segundos, un periódico y una cerveza o un vaso de vino. Nada más terminar busqué a Katrina y se lo dije. Katrina muy agradecida me dio un helado. Iba feliz como una niña de 5 años con un juguete nuevo, por el avión buscando a Tatiana mientras me comía mi helado de chocolate. La encontré enseguida, estaba organizando una cosa con el resto de la plantilla. Todos al verme con un helado en la mano de rieron y me dieron un beso o una abrazo diciendo que mona, que mona. Tatiana me llevó a la parte delantera donde me enseño junto al copiloto toda la sala de mandos. Habían muchísimos botones y palancas, de todos los colores y formas. El copiloto muy simpático me regalo su gorrito y las típicas gafas de sol Ray-Ban de piloto. Me sentía muy afortunada al haber hecho este viaje, me lo había pasado muy bien. Tatiana me dijo que debía sentarme, que me relajara y disfrutará del poco tiempo de vuelo que quedaba. Exactamente 15 minutos. Nada más sentarme apareció encendido el cartelito de los cinturones y aparatos electrónicos apagados. Enseguida cogí el móvil y lo apagué, me abroché el cinturón y me recosté. Por el micrófono anunciaron:
+Señores y señoras estamos comenzando a bajar de altura, dentro de 5 minutos aproximadamente, aterrizaremos. Gracias por volar con Air Berlín.
Y así fue. A los 5 o 6 minutos comenzamos a descender. Me volvió esa sensación tanto me agradaba.
Comentarios si os gusta! Pedís siguiente?

No hay comentarios:

Publicar un comentario