domingo, 11 de marzo de 2012

Capitulo 24.


Capitulo 24. 1/2
Fui rápido a casa, antes de que Niall se despertara y viera la nota bajo el cappuccino. No se como se tomará lo que le había escrito. Llegué a casa cuando aún todo el mundo estaba durmiendo, entré a mi habitación, despacio y sin hacer ruido. Me encerré y me tiré a la cama a llorar desconsoladamente. Araceli se despertó con mis llantos, media hora más tarde llamaron a la puerta, me levanté y como pude, abrí la puerta. Aún con los ojos hinchados reconocí a Araceli con un bote de helado y bolsas de chucherías.
+Te he traído regaliz, que sé que te gusta.
-(snif, snif) Muchas gracias, en serio, por todo.
+No hay por que darlas. Es como si fuéramos familia y la familia esta para eso verdad? Bueno, no te me pongas sentimental y cuéntaselo todo a tu amiga Araceli.
-Sí… lo siento, no puedo dejar de llorar –Dije con lágrimas en los ojos-
+Ven cielo… desahógate, con todo.
-Es que, es que… como te lo explico?
+No me lo expliques que no te entiendo con tanta lágrima. Solo llora.
-No, que me duelen los ojos de tanto llorar.
+Qué?
-Nada. –Seguí llorando hasta que no sentía los ojos, hasta que se me acabaron las lágrimas.-
+Voy a desayunar y a despertar a mamá.
-Vale. Cierra la puerta por favor.
Después de irse ella, nadie más me volvió a molestar durante un par de horas. Escuché una voz y una guitarra, supuse que era Alexis, que venia a visitarnos y a ayudarme con la guitarra. Salí de la habitación para saludarla, pero no era ella. Me dirigí al salón que era de donde provenia la voz, y como suponía, era Niall. Estaba de pie, cantando en un corazón de velas. Lo miré a los ojos, y me lo dijo alto y claro, acompañado de su guitarra. “I will never let you go, never”
Capitulo 24  2/2
Me quedé quieta, mirándolo a los ojos. En esos ojos azules tan bonitos, en los que podía perderme y nunca nadie podría encontrarme. Se acercó a mí, y me puso el anillo en el dedo corazón. Derramé un par de lágrimas y lo abracé muy fuerte. Me cogió de la mano y me dirigió al sofá. Nos sentamos y hablamos tranquilamente de lo nuestro.
+Porque me has escrito eso? Querías hacerme daño?
-No, lo siento, pero es que, entiéndeme. Yo tengo casi 15 años y tú 18. Tu eres irlandés y yo una adolescente española. Yo soy estudiante y tu un músico famoso. Tú te vas de gira, mientras yo estudio para seguir adelante con mi vida. No lo puedo dejar todo e irme detrás de ti por Inglaterra, o no hasta dentro de un par de años.
+Esperaremos pues.
-No. Porque de aquí a unos años todo habrá cambiado. Todo este lío habrá sido fruto de la adolescencia, como un amor de verano. Tu tendrás tus respectivas novias, y yo los míos. Es mejor que cada uno se vaya por su camino. Si estamos destinados, nuestros caminos se unirán de nuevo. –Dije mientras una lágrima caía por mi mejilla-
+…
-Es mejor. Aunque duela.
+Tengo que irme.
-Vale…
Se levantó, pisó un par de velas destrozando el corazón y se marchó por la puerta, sin darme oportunidad de despedirme.
-Adiós… para siempre… -Dije llorando-
Una hora más tarde, ya tenía los ojos hinchados cuando Araceli y Alexis aparecieron por la puerta. Intenté despejarme pero lo único que conseguí fue ponerme peor aún. Me vestí, cogí dinero, llamé a un taxi y me fui en dirección al aeropuerto. Mientras llegaba, recordaba las noches que pasamos juntos, lo bien que lo pasamos. Pagué al taxista y salí corriendo de allí. Llegué al limite, donde ya nadie, salvo los pasajeros podían pasar, y Niall ya no estaba. Me detuve en seco, no sabia que hacer. Grité su nombre, por si lo escuchaba y me quedé quieta esperando una respueta. Una respuesta que no tuve. Me giré y me fui. Me paré un segundo porque había escuchado un ruido, pero seguí andando. Una voz en mi interior me decía que me girara y fuera hacia el cristal, así lo hice. Allí estaba Niall, con su mano derecha apoyada en el cristal, imité su gesto y coloqué mi mano izquierda sobre la suya. Sería la última vez que tocaría su mano. Solo nos separaba un fino cristal. Sería la última vez que lo vería y sus últimas palabras fueron “I love you”
Derramé un par de lágrimas.
+No llores, no te olvidaré nunca. No llores por favor, recuerda, te quiero. Te quiero Giovanna. –Dijo a través del cristal-
Diciéndome eso, se marchó. Me quedé quieta, mirando como se alejaba de mí, y de mi vida.







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