jueves, 27 de septiembre de 2012

Capítulo 52.


Abrí los ojos despacio, y no podía creerme lo que veía. Lo habían echo a mis espaldas, y había quedado genial. Habían hecho el estudio. Mi estudio de baile. Entre a la habitación, y la miré, toda, cada detalle. Estaba el espejo que cubría una pared, la barra de estiramientos, la caja con talco para no resbalar, un estante donde guardaríamos el material, el equipo de música. Todo lo necesario estaba ahí dentro. Giré sobre mis pies varias veces, con una sonrisa que ocupaba todo mi rostro. Me paré, y giré hacia la puerta. Allí estaba Harry, apoyado sobre el marco de la puerta, con una sonrisa tímida en la cara. Entonces sonrío, y muevo los labios, pronunciando la palabra 'gracias' y sonrío levemente. El me responde con un gesto con la cabeza y se marcha, dejándome sola en el estudio. Aún no puedo creerme que ya tenga mi estudio, nuestro estudio. Salgo corriendo de la habitación y bajo las escaleras para alcanzar a Harry y darle las gracias como es debido. Cuando logro bajarlas lo más rápido posible, el ya se había marchado, puesto que no había nadie en casa. Abro la puerta y lo veo a pocos metros de ella con lo cual salgo corriendo calle abajo, y sin darme cuenta ya estoy en sus brazos. Me separa de su cuerpo y me mira con cara de extrañado.
- Sólo quería darte las gracias.
El sólo sonríe y asiente. Le dedico una sonrisa más y me doy la vuelta para marcharme. En ese momento siento como me cogen de la mano y estiran de ella. En un simple movimiento tenemos los cuerpos pegados y sólo nos separan unos escasos centímetros. Nos miramos a los ojos, y el se humedece los labios.
+ Creo que se te ha cerrado la puerta, preciosa.
Entonces me giro, y veo que la puerta de mi casa está cerrada. Por el impulso que tomé al salir, se habrá cerrado. Vuelvo a girarme, y me doy cuenta de que el aún me sujeta la mano con fuerza. Ante ese gesto sonrío levemente y vuelvo a mirarlo.
- Pues tendremos que entrar de alguna forma.
Se le dibuja media sonrisa y aún cogido de mi mano, me dirige a mi casa.
- No hacía falta que me trajeras a la puerta de mi casa para asegurarte de que está cerrada.
+ No boba. La casa de tu vecina, da al patio de tu casa, y supongo que no habrás cerrado todas las ventanas con seguro.
Asiento, y estira de mi brazo dirigiéndome a la valla de mi vecina. Estoy a punto de tocar al timbre cuando me la coge y me impide hacerlo.
+ Creo que es más divertido si saltamos
Sonrío hacia el comentario y saltamos la valla. Lo que no tuvimos en cuenta, es que mi vecina tenía un pastor alemán como perro guardián. En cuenta nos dimos cuenta de ello, nos tocó correr, y saltar la valla que daba al patio de mi casa lo más rápido posible. Harry saltó más rápido y con más habilidad que yo, mientras que yo aún no había saltado. Estaba en la parte superior de la valla, y el perro aún podría alcanzar una de mis piernas si saltaba. Desvié la mirada hacia Harry, el cual estaba con los brazos abiertos, diciéndome que saltara.
+ ¡Salta! ¡Salta! ¡Yo te cojo! ¡Vamos, salta!
Le hice caso y salté, cayendo en sus brazos. Levanté la mirada, nos reímos y volvimos a apoyar la cabeza en el suelo y a seguir riéndonos. Aún en el suelo, me quité los tacones y me levanté. Me acerqué a Harry, y le extendí la mano para que se levantase. La cogió y se levantó. Andamos hasta la puerta de cristal que hay en la parte de atrás y entramos a casa. Seguimos riéndonos hasta llegar a la cocina. Serví un vaso de agua para cada uno y rápidamente nos lo bebimos. Con dolor en los abdominales de reír, nos tumbamos en el sofá. Poco a poco dejamos de reírnos. Semejante estupidez acabábamos de hacer, y como había sucedido, era bastante gracioso. Encendimos la tele y vimos una película. Estaba cansada de montar muebles, de correr y de reírme, pero había sido un día productivo. Lo único que aún no me dejaba disfrutar mi estancia en Londres, era que aún quedaban todas las habitaciones de arriba por reformar. El mes que viene estarían listas. Eso esperaba. Aun era verano, pero esa noche refrescó con lo cual Harry y yo terminamos acurrucados en una esquina del sofá. El sentado con las piernas de lado, y yo apoyada en el. En cuanto terminó la película, empezamos a cambiar de canal, y me quedé dormida.
Me desperté en mi cama y miré alrededor. Si no recordaba mal, me había quedado dormida, sobre Harry. Sobre Harry. Lo pensé durante un minuto y en un principio la idea de que Harry me trajera a la cama fue muy tierna, pero después me pregunté porqué lo había hecho. Llevaba aquí un mes y solo nos habíamos visto cinco veces. Sí, me gustaba estar con el, y podía considerarlo un amigo, pero tampoco teníamos mucha confianza. Cuando nos encontramos por primera vez estaba loca por todos ellos, y no podía apartar la vista de ninguno, hablé con todos por igual, excepto... con Niall obviamente. Desde que estoy aquí, nos hemos visto lo justo y necesario. Yo quedaba más con Harry, que siempre estaba dispuesto a ayudarme y mis amigas quedaban con el resto para hacer sabe tu qué. Se iban por la mañana y volvían a la hora de comer. Mientras ellas estaban fuera, yo entrenaba, limpiaba, cocinaba, y arreglaba mi habitación. Pasó otra semana y yo seguía encerrada en mi casa, pintando mi habitación y pensando como hacerla mía. Una tarde a mediados de Julio, estaba sola en casa, como siempre, pintando mi habitación (después de haber alisado las paredes, instalar cables y cambiar la ventana) con unos vaqueros cortos viejos, una camiseta ancha de colores, con el pelo recogido. Bajé las escaleras descalza y abrí la puerta. Para mi asombro, allí estaba Niall, con ropa vieja y una sonrisa en la cara. Lo miré asombrada, apoyada en la puerta.
+ Em... ¿Puedo pasar?
- Me espabilé- Claro, claro, pasa. -Entro y se puso al pie de las escaleras- ¿Que haces aquí? Por curiosidad.
+ Dos pajaritos me han comentado que aún estás arreglando tu habitación, y ya que no tenía nada que hacer, he decidido venir a ayudarte.
- ¡¿De casualidad esos pajaritos no se llamaran Valeria y Belén verdad?!
+ No. Quevá. -Dijo con tono sarcástico- Bueno. ¿Puedo ayudarte?
- No voy a rechazar tu ayuda, cuatro manos pintan más rápido que dos.
+ Eso dicen -Sonrío y le indico las escaleras.-
Subimos a mi habitación, y le digo por donde puede empezar a pintar. Me concentro en pintar pero las dudas me asaltan. Pasa una hora hasta que decido preguntarle lo que me ronda por la cabeza. Estar con él a solas hace que me vengan imágenes del pasado, y creía que lo tenía superado.
- Niall...
+ Dime.
- ¿Porqué te gusté? -Me miró, y se puso a pensar como responderme-
+ Pues, em.. joder vaya pregunta.
- Si no quieres no respondas
+ No, no. Ahora que lo dices, creo que deberíamos dejarlo todo claro.
- Me parece justo. -Lo miro durante un segundo a los ojos con los brazos cruzados, pero su mirada me puede. Mojo la brocha y vuelvo a colocarla sobre la pared.-
Hubo un silencio bastante incómodo. Había que aclarar varias cosas, pero ninguno sabía por donde empezar. Terminé de pintar la pared izquierda, me dirigí a la pared lateral derecha, donde había un gran ventanal que cubría casi toda la pared, con lo cual se veía todo Londres. Eran unas vistas increíbles. No quería que el ventanal quedara tal y como lo había cambiado. Rebusqué entre mis papel un pequeño diseño que dibujaba en mis ratos libre para decorar algún sitio especial, y enseguida decidí que mi diseño debía estar en ese ventanal. No había nada especial en mi diseño, era mío, me gustaba y ya está. Al ser simple, solo tuve que agrandarlo y pintarlo en dos de las esquinas. Cuando terminé, fui a buscar la escalera. Quería dibujar mi nombre en el cabezal donde iría mi cama. Ese diseño con mi nombre, también lo había dibujado yo, pero lo dibujé a la edad de dieciséis, y ahora, teniendo veinte, aún me gustaba tanto como la primera vez. Quizá podría hacerle un par de retoques para que quedara mejor, pero eso ya se vería mientras lo dibujaba. El dibujo con mi nombre, era lo más costoso, tanto de tiempo como de trabajo, y sin duda, necesitaría ayuda. Llegué a mi habitación con la escalera, y la coloqué en la pared. Me subí a la escalera y comencé a dibujar, aún con un silencio bastante incómodo, pero ese silencio se agradecía, así no el dibujo me saldría mejor. Tampoco fue tan difícil como había pensado, pero aún me quedaba pintarlo, y darle los últimos retoques. Bajé de la escalera para ver mi dibujo de lejos, por si me había quedado doblado, fuera d lugar, o alguna letra no se leía bien. Niall se me acercó y me felicitó por el dibujo, según el, estaba muy bien y le gustaba, eso me dio confianza y lo ayudé a terminar de pintar la pared, ya que solo quedaba medio metro. Cuando fui a ayudarle me apartó.
+ ¿Tienes que pintar algún mueble?
Asentí.
+ Ve a buscarlo, tráelo y lo pintamos juntos. -Vuelvo a asentir le sonrío y voy a buscar el mueble-
Mi armario al ser grande, pesaba bastante, así que Niall al oírme rechistar y despotricar contra el armario salió a ayudarme, y aún empujando los dos tardamos un rato en entrar el armario. Dejamos el armario en el medio de la habitación y busqué la pintura especial para muebles, de secado rápido. Terminó de pintar la pared y nos pusimos a pintar el armario. Más que pintar lo barnizamos, y le hice algún que otro dibujo sencillo. Llega un momento, en el que la tensión ya ha pasado y nos ponemos ha hablar, tranquilamente. Estoy sentada en el suelo, pintando una pequeña flor en la esquina de la puerta, termino mi parte del armario y cojo la brocha, la mojo en el barniz y voy donde Niall aún esta deslizando su pincel. Me acerco a él con una sonrisa en la cara, y apoyo la brocha cuando me da un codazo.
+ Puedo yo solo -me dice con una sonrisa en la cara-
- Me río y vuelvo a apoyarla sobre el mueble para barnizarlo-
+ ¡Que he dicho que puedo yo solo! -Seguidamente se ríe y me mancha con el pincel-
Y así empezamos una pequeña guerra con los pinceles aún húmedos y con resto de pintura. Cuando creía que había tregua, me toca el brazo, me giró, me vuelve a pintar, y acto seguido me besa.



Lectores míos:3 espero que os haya gustado y siento mucho por haber tardado en subir, pero ya ha empezado el curso, y quiero empezarlo bien. Bueno, espero que comentéis que echo d menos los comentarios, los pocos que habían. Y me pregunto donde estará mi querida Lucía. Bueno, para los que la leáis, espero que hayáis empezado bien el curso, y que disfrutéis del capítulo, y si te gusta ya sabes, pídeme siguiente o déjame un comentario con tu opinión en el blog, twitter (@missmartina12 // @12_MissMartina) o tuenti.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Capítulo 51.



Cuando termino de pedir el pollo, aparece Harry bajando por las escaleras con mis amigas detrás, a las que veo bastante contentas.
- Chicas. Venid un momento, tenemos que hablar.
Cuando las vi venir, venían con cara de susto, lo que les iba a decir no era nada malo. Se sentaron delante mía y me miraron
- Es sobre los muebles -les sonrío, veo como se relajan y se les dibuja una sonrisa en la cara- necesito saber exactamente todo lo que necesitamos. Y cuando vayamos a comprar los muebles, tenéis que venir conmigo. He sacado unas cuantas fotos -les extiendo el móvil para que las vean- y los precios son relativamente normales.
+ Calidad, precio.
- Exacto Belén. También he mirado electrodomésticos, y por ahora compraremos los esenciales. Objetos de la casa, sábanas, perchas, ropa, cojines, un sofá nuevo... -Mientras voy diciendo cosas, ellas van asintiendo-
+ Una televisión decente, una radio, un buen soporte de la cama, un colchón para que no sufra por las mañanas....
+ Una cafetera, el espejo de la sala de baile, la barra de estiramiento, mesas, sillas, muchos libros, estanterías, luces...
- Y por último, la máquina expendedora de yogur helado, y un Playmobil gigante. -Se ríen- ¿Qué? ¡Siempre quise uno! - Se siguieron riendo, y me uní a ellas-
+ Bueno, ya veo que tenéis que comprar muchas cosas.
+ Efectivamente Harry.
- Y tenemos que ir a comprarlo cuanto antes.
+ ¿Cuándo?
- ¿Mañana?
+ Por mí sí.
+ Pero yo tengo que ir a la universidad para confirmar que ya estoy aquí.
- Belén. Dulce, querida, ingenua, Belén. Eso ya lo he hecho yo, ¿Te crees que voy a salir de esta casa y no voy ha hacer lo más importante de todo? Nos hemos mudado aquí por ti, lo último que nos faltaba era que nos hayamos mudado para nada
+ Ay. -Me abraza- ¿Que haría yo sin ti?
- No lo sé -río-
En ese mismo instante suena el timbre, y Harry abre la puerta. Las tres nos giramos y nos reímos al ver la reacción del repartidor. Al ver que el repartidor no articula palabra, coge el ticket, mira cuanto le debe y se lo da, sin antes rebuscar en su bolsillo. Me levanto con el bolígrafo en la mano y se lo doy a Harry, el cual le firma el ticket al repartidor. Este sonríe, se da la vuelta y se marcha feliz, con un autógrafo de Harry Styles. Vamos hasta la pequeña mesa del salón y nos sentamos a comer. Comimos entre risas y anécdotas sobre como la gente reaccionaba al verlo. Cuando terminamos de comer, nos arreglamos un poco, y Harry nos alcanzó hasta el centro, donde fuimos a ver muebles, electrodomésticos, cosas para la casa, etcétera, etcétera, etcétera. Nos recorrimos todo el centro de Londres, sin ni si quiera fijarnos, que estábamos en Londres. Al final del día, cuando llegamos a casa, estábamos relativamente contentas, ya que aunque hubiéramos gastado mucho dinero en un solo día, ya teníamos la mitad de los muebles, y todos los electrodomésticos. Al día siguiente, nos traerían todo lo que habíamos pedido, ya que todo estaba en stock, con lo cual nos fuimos a dormir pronto. Mañana sería un día largo y duro.
Nos levantamos un poco doloridas, ya que los colchones eran un poco antiguos, y estaban desgastados. Nos pusimos una camisa vieja, unos leggins, nos recogimos el pelo y nos pusimos manos a a obra con la música a toda potencia. Nos llevó toda la mañana montar los muebles del salón, la cocina, y el baño, pero no era tan difícil como parecía. Mientras descansábamos un rato a la hora de comer Harry me llamó.
*Llamada telefónica*
- ¿Digamelón?
+ ¡Melón!
- ¡Manzana!
+ ¡Pera!
+¿ Estáis discutiendo sobre fruta? -Se oía a Louis por detrás-
- Dime Harry, -dije riéndome aún por el comentario de Louis-
+ Nada. Te llamaba para ver que tal estabais
- Bien, montando muebles.
+ Oh. Muebles. ¿Quieres que te ayude? ¡Soy todo un manitas!
- Vente así terminamos antes
+ Vale, en media hora estoy ahí.
- Va
*Fin de la llamada telefónica*
En cuanto terminé de hablar, Valeria se abalanzó contra mi con preguntas. '¿Quien era? ¿Era Harry? ¿Porqué te llama? ¿Que te ha dicho? ¿Va a venir? ¡Dime que va a venir!' Asentí a todo. Les comenté que vendría a ayudarnos para terminar antes, y no tardaron nada en levantarse y arreglarse. Yo no es que no quisiera ponerme guapa, pero ¿para que? Iba a montar muebles. Aun así, subí al baño me peine adecuadamente, ya que esta mañana me había recogido el pelo de cualquier forma, y volví a recogérmelo. Me hice un moño de bailarina, me puse un poco de rímmel, y salí del baño. No quería maquillarme, pero aunque no quisiera, tenía que hacerlo, por lo menos un poco, y resaltar mis ojos, ya que es lo más bonito de mí, no porque quisiera darles protagonismo, si no que, aunque solo vaya a montar muebles, posiblemente, vaya a montar muebles con uno de los chicos más guapos de Londres. Bajé las escaleras, y seguí montando el último mueble de la cocina. No e quedaba nada, así que en quince minutos lo terminé. Ahora el tema era colocarlo. Llamé a mis amigas a grito pelado desde la planta de abajo para que me ayudaran, y no tardaron en llegar. No se habían maquillado mucho, pero si se habían puesto una camiseta un poco más bonita y unos leggins más nuevos. Apenas se habían puesto maquillaje, un poco de base, rímmel, y se hicieron la raya. Tardamos diez minutos en subir el mueble, y quince en sujetarlo a la pared. Cuando ya estaban todos los muebles en su sitio, Valeria y Belén, siguieron montando y ordenando cosas en el salón, mientras, yo, me puse a colocar los cacharros, y la comida en los cajones. Empecé con las cosas más básicas, los platos, los vasos, y las tazas en los estantes superiores. La nevera, y el congelador al principio de la cómoda barra americana que teníamos como encimera, que se encontraba junto a la pared, y proporcionaba luz natural para cocinar, ya que había una ventana sobre ella.  La encimera era bastante larga, con lo cual, hacía esquina, pero era lo suficiente ancha para dicha extensión. Bajo la encimera, habían cajones, donde guardé los cubiertos, los utensilios de cocina más pequeños (cuchillos especializados, coladores, espátulas, corta huevos, más cuchillos, tijeras...) los trapos, y las recetas, junto a los condimentos. Había tres cajones más grandes, a cada lado, y el tercero junto a la nevera, donde guardé los utensilios de cocina más grandes (sartenes, básculas, batidora, freidora, ollas...) en el siguiente cajón, las bebidas, y en el último de ellos las cosas tanto dulces, como saladas (pan, magdalenas, bizcochos, galletas dulces y/o saladas...) En la encimera, estaba la pila de lavar, y la pila de secar. Había un estante, donde pusimos en microondas, y bajo el, un pequeño horno. (Al que le llamamos 'hornito') Al lado de estos, estaban los fuegos, y bajo el, el horno. En la parte de la encima que hacía esquina, estaba el lavavajillas. Tanto los estantes inferiores como los superiores, estaban ordenados, pero me sobraban dos estantes o cajones superiores, uno de ellos lo usaríamos de despensa, en dicha despensa, se guardarían las cosas en lata, o plastificadas, como las latas d pescado o el café y té. En el cajón restante guardaríamos los alimentos secos, la pasta, el arroz, el harina y demás. El timbre suena, y ya que acabo de terminar de ordenar la cocina, voy a abrir la puerta. Para mi sorpresa, tengo a dos chicos con mi lavadora y mi secadora. Les indico por donde pasar, y los llevo a la parte menos usada de la casa, donde había un cuarto, el cual habíamos decidido usar como, el cuarto de la ropa. No era muy grande, pero si lo suficiente amplio para caber tres personas y dos máquinas. Las colocaron enseguida, y me enseñaron las funciones, lo cogí todo enseguida. Todas las lavadoras son iguales, se usan de la misma forma. Los acompañé hasta la puerta, pero antes de irme, me hicieron firmar un papel, y me comentaron, que mañana regresarían con el resto de los electrodomésticos, ya que los habíamos comprado todos en el mismo local. Cuando los despedí, me acerqué a las chicas para ver que tal iba, y me alegré de que todo iba a buen ritmo, y que si seguíamos así, la planta baja, estaría a nuestro gusto definitivamente, el mes próximo.
+ ¿Que te han dicho los de la tienda?
- Nada, que mañana volvían con el resto.
+ ¿Y porqué no lo han traído todo hoy?
- Porque la lavadora y la secadora era lo más pesado. Mañana traen todo lo que falta en el camión de reparto.
+ Ah.
+ Oye, ¿Harry no iba a venir?
- Sí, bueno, alomejor no le apetecía montar muebles. Vosotras seguid así, que vais a un buen ritmo. Yo voy a llamar a unos cuantos pintores para comparar, que no podemos dejar esta casa con este blanco amarillento.
Ellas asintieron y volvieron al trabajo. Yo busqué el teléfono fijo y marqué uno de los números que tenía apuntados. Llamé a todos los pintores, y todos cobraban lo mismo, pero a decir verdad, no eran baratos, con lo que entre las tres, decidimos comprar los materiales, y pintar nosotras mismas, aunque fuera mucho tiempo, y trabajo. Pero eso nos daba igual, nos sobraba tiempo y el trabajo habría que hacerlo de alguna forma u otra. Seguimos montando muebles, y poco a poco, la planta baja cogía nuestra esencia. Una vez todos los muebles montados, y preparados para colocar, nos vestimos decentemente y fuimos a una tienda de pintura. Muchas de las muestras nos encantaron, pero todas estuvimos de acuerdo en comprar papel para el salón, ya que al verlo, nos convenció a todas. Además, combinaba perfectamente con el tono de los muebles y con la sensación que queríamos que diera. Nos llevamos ese papel, y varias pinturas, ya que a cada una nos gusto mucho una, y decidimos que ese sería el color de nuestra habitación. Mientras pagábamos nos explicaron exactamente como debíamos aplicar la pintura y como colocar el papel, nos quedó todo bastante claro, así que nos marchamos a casa. En cuanto llegamos a casa, nos cambiamos de nuevo y nos pusimos ropa vieja, cubrimos los muebles con las sábanas de la casa y nos pusimos a poner el papel. Cuando cayó la noche habíamos colocado la mitad del papel en la sala, y ya estábamos cansadas, así es que preparamos algo en nuestra bien puesta cocina, cenamos y nos fuimos a dormir a nuestras "plácidas" camas.
La mañana se alzó y tan pronto como un reflejo alcanzó mis ojos me desperté. Me levanté enseguida, iba a ser un día muy largo y duro. Bajé y desayuné correctamente y les preparé el desayuno a mis amigas, a las que llamé con insistencia. Al ver que no bajaban me puse manos a la obra y comencé con lo que el día anterior no habíamos terminado, el salón. Dos horas después, el papel ya estaba colocado y algunos de los muebles ya colocados.  Seguí moviendo muebles para colocarlos cada uno en su correspondiente lugar, sin caer en cuenta en que mis amigas aún dormían en la planta superior. El salón quedó estupendo. Dos grandes ventanas con unas cortinas muy bonitas, a cada lado de la antigua chimenea que antes se usaba. No decidimos tirarla abajo ya que encajaba perfectamente con todos los muebles y con el estilo que tanto nos gustaba, además quien sabe si alguna vez la usaríamos. Frente a la chimenea el sofá color chocolate con cojines tonos crema blanquecinos y rosados. Y entre la chimenea y el sofá una pequeña mesa de cristal. Bajo una de las ventanas colocaríamos la televisión, ya que aún no la teníamos, pero no tardaría en estar colocada. Dicha televisión estaría colocada junto al estéreo en una ancha repisa, donde en el cajón con puertas de cristal de dicha repisa se guardaban todas las películas, cintas, DVD's y CD's. Los altavoces de la televisión y radio están repartidos sobre el salón, algunos en la parte de arria de los muebles, y otros anclados a la pared. En la otra parte del salón, se encontraba la mesa de seis personas, con una capacidad de diez, y sus sillas correspondientes. Sobre la mesa había colocado un mantel que la anterior inquilina había dejado, y un jarrón con margaritas y un par de velas. La mitad de la planta baja ya estaba terminada, nos quedaba el baño y la habitación. Cuando terminé con el salón me dirigí al baño. El baño de abajo se nota que no fue casi usado, ya que ni siquiera el váter estaba estrenado. Sólo tuve que repasar un poco el lavamanos, el lavapies, y limpiar el espejo. En realidad no era un baño, era un toilette, el baño, estaba arriba. Tardé una hora en terminar el baño, pero cuando salí, es como si nadie lo hubiera usado. Cuando me dirigía a la habitación de invitados, me vi obligada a parar y beber agua, y en ese momento me di cuenta de que mis amigas estaban desayunando.
+ Vaya. Gi, ¿Has terminado tu esto?
- Sí. Aún faltan cosas, como la tele o la radio, pero creo que ha quedado bien. ¿Que os parece?
+ A quedado genial.
+ Sentimos no haber bajado antes -dijo Valeria con la boca llena de cereales-
- No pasa nada, me las he arreglado. Es más, me sorprende que no os haya despertado con el sonido de los muebles al moverse
+ Don't worry
+ Be happy -Terminó la frase Belén con un cierto ritmo-
+ Que tenemos sueño profundo.
- Yo no puedo tener nada profundo con ese colchón. Espero que lleguen hoy, o mañana, no soporto dormir en esa asquerosa cama.
Se rieron y siguieron desayunando. Yo me dirigí a la habitación de invitados. Abrí la puerta y esta chirrió al abrirse
- Nota mental: engrasar la puerta -Me dije a mi misma-
Esa habitación era bastante tétrica. Una vieja cama, una mesita de noche con dos cajones, una lámpara sobre ella, una pequeña mesa redonda, una silla y un par de enchufes. En realidad para ser una habitación de invitados no necesitaba nada más, pero debía cambiar la cama, y la lámpara. Darle un poco de color y encanto a la habitación, y un toque moderno. Saqué la mesa de la habitación y le encargué a las chicas que se encargaran de ella. Mientras, yo busqué una buena bombilla para ponérsela a la lámpara. Lo limpié todo, y reorganicé la habitación. Tardé tres horas en dejar la habitación decentemente, ya que era oscura y no recibía luz natural. Cuando salí de la habitación, dejé la puerta abierta, y busqué a mis compañeras. Tardé un rato en encontrarlas ya que la casa era bastante grande, y cuando veía algo pendiente, me lo apuntaba en la libreta que siempre llevaba encima, para que no se me olvidara. Dejé de buscarlas a los veinte minutos, cuando me relajé y me tumbé en el sofá. Esperando a que mis amigas volvieran o a que venga el chico de la tienda con mis electrodomésticos nuevos. No recuerdo quien habrá llegado primero, pero cuando me desperté tirada en el sofá, la televisión y el estéreo estaban colocados en su sitio. Subí a las escaleras para comprobar que no estaba sola, y en mi habitación encontré una nueva cama. Me alegré mucho al verla y me tiré sobre ella, para comprobar si era cómoda. En efectivo, lo era. Una vez un poco más tranquila, me senté en la cama y observé mi gran habitación. Era una de las mejores, ya que había un ventanal que cubría casi toda la pared, y esa seria una oportunidad para darle a mi habitación un toque mío que no iba a desaprovechar. Me tumbé en mi confortable cama después de una re capacitadora ducha, donde pensé como dorar mi habitación. Tendría que aprovechar el ventanal y la cama de matrimonio. En mi larga ducha pensé cada detalle, y la verdad es, que la idea de llevar a cabo la habitación que me había imaginado me emocionaba. Miré el reloj. Las cuatro y cuarto. Había dormido tres horas y media. Aún me quedaban varias horas para llevar a cabo mi misión. Decorar mi habitación. Ni siquiera había sacado la ropa de la maleta, llevaba aquí una semana, y lo único que había necesitado era ropa vieja para poder poner a nuestro gusto nuestra nueva casa. Me vestí y salí a comprar varias cosas para mi habitación. Nuevas sábanas, nuevos cojines, nueva silla, nueva lámpara, y demás. A las seis estoy devuelta en casa y me dispongo a pintar mi habitación cuando aparece Harry y me abraza. ¿Que narices...? No lo sé.
- Vale Harry, yo también te quiero, suéltame, por favor, suéltame. ¡HARRY! ¡Que me estrujas!
Me soltó pero se coloco detrás de mí, y me vendó los ojos para que no viera a donde íbamos.
- ¿Dónde vamos Harry?
+ Tu calla y anda.
Le hice caso y andé por donde me lo indicaba.
+ Escalón.
- Val... -Me tropecé y casi me voy de boca-
Si no llega a ser por Harry, ahora mismo sufriría las consecuencias del golpe. Al ver que eso de subir escaleras a ciegas era complicado, se acercó a mí, tanto, que su respiración chocaba contra mis labios. Adiviné que estábamos a varios centímetros de distancia, pero que con un suave movimiento, nuestros labios podrían rozarse. Con sus manos, acarició mi mejilla, y me hizo girar la cara suavemente, para quedar así, sus labios contra mis oídos. Se acercó más a mí, y me susurró: +Déjate llevar. Entonces, me besó la oreja, y le pegó un pequeño mordisco, haciendo que me estremeciera. Me quitó la venda, y lo tenía delante, muy cerca, más de lo que me gustaría. Volvió a quedarse a escasos milímetros de mí, pero esta vez, nuestras mejillas se rozaron, cuando se acercó a mi para volver a susurrarme.
+ Entrelaza tus manos alrededor de mi cuello.
Me mordí el labio inferior, y le hice caso. Cogió mi rostro entre sus manos, y durante un instante pensé que me besaría. Noté sus labios sobre mi mejilla, y después la oscuridad volvió, al colocarme la venda nuevamente sobre mis ojos. Entonces, mis piernas cedieron a un leve golpe, y pensé que me caería, pero noté como sonaban los escalones al ser pisados. Al estar arriba, mis piernas volvieron a tocar suelo, y mis brazos se desenlazaron. Caminé guiada por él, hasta que me ordenó que parase, que cerrase los ojos y que no los abriera hasta que el mismo me lo ordenara. Asentí, y la venda cayó la suelo. Estaba sola, Harry había desaparecido. Me quedé quieta, esperando a alguien que me avisara cuando abrir los ojos, entonces, ese alguien lo dijo.
+ Abre los ojos.
Abrí los ojos despacio, y no podía creerme lo que veía.



Espero que no os haya aburrido mucho la descripción de la casa! Y bueno, que os la imaginéis tan bonita como me la imagino yo. Ah, y si falta alguna 'E' perdón, va cuando le da la gana, y a veces no me doy cuenta.
Espero que os guste, que de alguna forma os identifiqueis con ella, y que me pidais siguiente, muchisimas gracias por leer. Mucho amoooor! xx

lunes, 10 de septiembre de 2012

Capítulo 50.


Abro la puerta de la cafetería, y suena una pequeña campana. Era una cafetería rústica, muy bonita. Con la mirada busqué a Marina y la encontré sentada en una mesa, al final con una taza de té humeante entre las manos, me acerqué a ella, y pedí chocolate caliente. Estuvimos hablando un rato, hasta que surgió el tema principal.
+ Así que te mudas...
- Sí, dentro de un par de meses. En mayo nos iremos, y para julio, tendremos todo lo necesario para poder vivir allí, permanentemente.
+ ¿Lo sabe Ryan?
- Sí.
+ Y sabes que no va a permitir que te vayas. Le gustas, de verdad. Y como siempre, me mandará a mi, a hacer todos sus recados.
- ¿Recados?
+ Me hará ir a Inglaterra. Para que te traiga de vuelta.
Me quedé callada.
- Ah. Mira tu que bien. -Chasqueo la lengua-
Le pego un sorbo a mi chocolate ya no caliente, y nos miramos. La conversación se ha ido por una rama un tanto incómoda.
+ Lo bueno de eso, es que te veré.
- Me gusta tu mentalidad optimista.
+ Bueno, pues te digo una cosa que se me acaba de ocurrir, también muy optimista.
- Dime.
+ Si su padre se lo permite, se volverá a Inglaterra y trabajará en la empresa de allí.
- Mira tu que bien. -Arrugué la nariz y forcé una sonrisa-
+ Ya veo que no te hace mucha ilusión.
- No que digamos, si me voy y lo dejo aquí, será por algo.
La conversación siguió durante dos horas más, hasta que decidimos, que ya era tarde y debíamos irnos a casa. Ya nos veríamos a la mañana siguiente en el trabajo.
La semana pasó, con ello un mes, y otro, y otro, y cada vez teníamos más dinero, más ganas de marcharnos, y menos cosas en el armario. Hablamos con la propietaria de la casa, y se tomó bastante bien lo de que nos marchábamos. Valeria y yo empleábamos las tres tardes a la semana para ir al gimnasio y mantenernos en forma. Poco a poco, dejamos de hacer la compra, y los últimos días estuvimos a base de restaurantes, y bares. Ya teníamos todo dispuesto para irnos. La casa en Londres, medio de transporte, universidades, trabajos, etcétera. Sólo teníamos que esperar a que llegara el día de ida. Y sin darse cuenta, llegó.
- Doce de mayo -
Como cada mañana, me levantaba y me iba a trabajar, pero hoy había una pega. Hoy era mi último día en la empresa, ya que a la una de la madrugada salia nuestro avión con rumbo a Londres. Cuando llegué estaban todos mis compañeros alrededor de mi mesa de trabajo, con una tarta enorme, y champán.
- Oh, no hacía falta chicos, en serio.
Marina sale entre la multitud y me abraza, no puedo reprimir alguna que otra lágrima. Los echaría de menos, aunque en un principio no creía posible. Comimos la tarta, y salieron a varios trozos por cabeza, pero insistieron en que debía llevarme la tarta a casa. No bebimos mucho, ya que aunque fuese mi último día, debíamos trabajar. Cuando llegó la hora de volver al trabajo, todo el mundo tuvo que reprimir una mueca, pero era lo que debíamos hacer. Cuando se alejaban, vi a Ryan. No quería irme sin haber hablado con él antes. Ando tras el, pero tengo que acelerar el paso al ver que se mezcla entre la gente. Al final, lo pillo en el ascensor, y me meto en el. Toco todos los botones, y entonces, me giro para mirarlo.
+ ¿Que quieres Giovanna? Tengo cosas que hacer, no estoy para tonterías.
- Y yo tampoco. Esta noche me voy, y es posible que no vuelva a verte. ¿Vas a escucharme? Porque si no es así, me bajo en la siguiente planta.
El ascensor para durante unos segundos antes de abrir sus puertas. Salgo del ascensor y espero a que Ryan diga algo. En vez de eso, veo como la puerta del ascensor se cierra ante mí. Me quedo esperando a que pase algo, a que la puerta del ascensor se abriera y me dijera que teníamos que hablar, pero no pasó. Me di media vuelta, y bajé por las escaleras. Di una vuelta al edificio, y volví a entrar al edificio para comenzar mi último día. Como siempre, organicé, y ordené los últimos papeles. Revisé todas las facturas y pedidos, y dejé una lista para mi sucesora. Desde hace dos meses, había tenido una aprendiz siempre a mi lado, para ayudarla, y enseñarle como se hacían las cosas, ya que sería mi sucesora, igual que Marina hizo conmigo una vez. Laura, la chica a la que tenía como "aprendiz" había empezado a traer sus cosas dos horas antes de que mi turno terminara, así que, metí mis cosas en una caja, y la ayudé a colocar sus cosas. Le enseñé las últimas cosas, y me despedí. Salí por la puerta, pero antes de irme a casa, me despedí de todos mis compañeros por última vez. Muchos de ellos me desearon suerte, y algunos, me dijeron que les escribiera, y que llamara a la oficina cuando llegara, o al día siguiente. Para cuando me despedí de todos y recogí todas mis cosas, ya eran las seis de la tarde, y tenía que irme a casa. Salí con la caja donde llevaba mis cosas, y lo sobrante de la tarta que esta mañana habíamos comido. Llegué a casa cansada y con calor, era mayo, y ya empezaba el verano. Dejé las cosas en la vacía casa y fui a ducharme. Después de ducharme, me puse la ropa interior, una camiseta larga, y me recogí el pelo. Iba descalza por la casa, cuando sonó el timbre. Fui a abrir la puerta, y para mi sorpresa, allí estaba el, Ryan.
+ ¿No querías hablar conmigo?
- Sí, claro, pasa.
Cierro la puerta y busco con la mirada algún sitio donde sentarnos, pero solo hay cajas y maletas, y los muebles básicos. Encuentro una silla despegable, y la despliego en medio del salón vacío. El se sienta, y yo me siento en el suelo frente a él.  Empezamos a hablar, y arreglamos las cosas, pero creo que las condiciones no volverán a ser las mismas. Las chicas, llegan a las nueve menos cuarto, y para ese entonces, Ryan ya se había marchado, y Marina se había pasado por casa y aún seguí aquí, ya que quería ayudarnos, y llevarnos al aeropuerto, porqué ninguna de nostras conducía. Cuando llegaron, hablamos durante un rato antes de terminar los últimos retoques, de guardar las últimas cosas en las maletas, y poner todo en la puerta, listas para irnos. Belén y Valeria se ducharon y se vistieron, quedaron muy guapas, pero yo no quedé indiferente. Me puse unos pantalones largos azules, una camisa blanca y negra, y una americana negra, que llevo en el brazo. Ya que posiblemente, en Londres haga más frío que en Madrid. Mis tacones negros, y el bolso, donde metí lo esencial. No llevaba ningún bolso de mano, y metí todo lo necesario para el viaje en el bolso. Viaje a Londres; Giovanna Mis cascos colgados en el cuello, y un buen libro en la mano. Nos quedamos hablando todas en la cocina, hasta que llegaron las doce de la noche, teníamos que irnos. Como poco, había que estar una hora antes de que el vuelo despegara en el aeropuerto, así que salimos con las maletas, y subimos al coche de Marina. Menos mal que el coche de Marina era grande. Cuando llegamos al aeropuerto, tuvimos que pagar, ya que llevábamos más maletas de las que debíamos. Despachamos las maletas y fuimos a cenar algo a los bares que habían ahí. Estuvimos hablando mientras cenábamos, y llegó la hora de despedirnos de Marina. Valeria y Belén no lloraron, ya que ellas no la conocían demasiado, pero Marina y yo, si lloramos, y prometimos llamarnos. Pasamos por el escaner, y todo fue de maravilla. Llamaron por primera vez a los pasajeros del vuelo con destino a Londres y fuimos ha hacer cola, por suerte, a esta hora, no había mucha gente, ya que generalmente, los vuelos más completos suelen ser a partir de las cuatro de la mañana, y era la una menos cuarto de la madrugada. No tardamos nada en llegar a donde la azafata nos pidió los papeles y el pasaje, y pudimos entrar al avión. A la una y media ya han llegado todos los pasajeros y las azafatas inician la explicación de como salir del avión en caso de emergencia. Después de la explicación de la azafata, nos tocó ver el vídeo. Sobre las dos de la mañana, por fin se decidieron a despegar. Sólo son dos horas y media de viaje, así que me pongo a leer. Después de estar una hora y media leyendo, tan solo queda una hora para llegar a Londres, y decido ponerme los cascos. En mi móvil, suena la canción 'This is love' de Wil.i.am featuring Eva Simons. Esa canción, y su letra, y yo estoy sobrevolando tierras inglesas, me recuerdan a cuando tenía catorce años, y lo que pasó en ese entonces. Y de repente, recordé como Valeria dejó caer, hace varios meses, que conocería a Harry, entonces, me dí cuenta de quisiera o no quisiera, volvería a verlos. La música siguió sonando en mi móvil, y el tiempo siguió pasando. Antes de que pudiéramos darnos cuenta, el piloto anunció que íbamos a empezar la fase de aterrizaje, y debíamos apagar todos los aparatos electrónicos, por lo que tuve que apagar el móvil. Me giré para ver a las chicas, ya que nos había tocado separadas. Belén miraba por la ventana mientras Valeria dormía, y yo imité a Belén. Dejé de escuchar las instrucciones y miraba las luces de Londres desde el aire. pronto empezamos a perder altura, y la sensación de mariposas en el estómago que siempre siento, floreció, hasta que las ruedas tocaron suelo. Tardamos media hora en poder levantarnos, y a las tres y media de la mañana ya estábamos con las maletas en las manos, y saliendo por la puerta. Salimos, y las tres juntas, en   la puerta pedimos un taxi, el cual no tardó en llegar, era un taxi bastante grande, y nosotras solo eramos tres, una puerta se abre y aparece Louis.
+ Señoritas, ¿habían pedido un taxi?
Belén y Valeria asienten a la vez, y Louis baja tras Harry, para colocar las maletas en el maletero. Yo me siento delante con Harry, y las chicas detrás con el resto de los chicos. Le doy dos besos a Harry y le indico donde debemos ir. Una vez iniciado el trayecto, enciendo mi móvil y me pongo los cascos a escuchar música mientras reflexiono. No es que no quiera verlos, ni que las chicas no los conozcan, pero realmente no los conozco demasiado, solo sé, que estaba perdidamente enamorada de Niall, y que me emborraché, que casi pierdo la virginidad con el, y que según Harry, el seguía enamorado de mí. La verdad es que eso me parecía de película, era imposible. ¿Como se iba a enamorar de mí? He cambiado mucho en seis años. Ellos me conocieron cuando yo sólo tenía catorce, y ahora tengo veinte cumplidos recientemente, han pasado muchas cosas. He cambiado mucho. La verdad, es que sabía que los vería, pero no pretendía verlos tan pronto. Quería ver la ciudad. Y si me he mudado a Londres no es para volver a verlos, si no para estudiar, y vivir, como cualquier persona normal. ¿Acaso no podía? Me evadí de todo mirando las luces mientras escuchaba la voz de Conor Maynard. Escuché cuatro canciones y bajé del coche sin quitarme los cascos. Cogí las maletas y entre en la casa. Las chicas tardaron más en entrar, ya que se quedaron hablando con los chicos, se nota que hicieron buenas migas. No era un piso, era una casa. Ni un chalet, ni un bungalow, una casa, como las de antes. Con su jardín delantero y trasero, y el porche. La cocina, el baño, el salón, y una habitación en la planta baja. Y en la planta de arriba las habitaciones. Era una casa bastante grande, pero la anciana a la que se la compramos, estaba apunto de morir, así que nos la dejó a un buen precio. En la planta de arriba había siete habitaciones. Una para cada una d nosotras, y sobraban cuatro. Una de ellas sería el estudio de ballet, otra una sala de estudios, donde se guardarían todos los libros y demás, y también donde Belén daría las clases particulares. Aún sobraban dos habitaciones, así que pensamos que podrían ser las habitaciones de los invitados, o una zona donde poder estar solas y pensar, ya se vería. La casa era muy bonita, muy rustica, muy antigua, muy Londinense antiguo. La señora, nos había dejado todos los muebles, ya que no tenía a quien dárselos, puesto que sus hijos no residían en el país. Igual, tendríamos que cambiar algunos muebles, porqué eran un poco viejos, y quien sabe, quizá no estaban en buen estado. Era muy pronto para pensar en eso. Subimos a nuestras habitaciones y dejamos las maletas, junto a nuestras cajas y cosas. Yo tenía hambre, y bajé a la cocina a prepararme algo. Al ver que los chicos seguían aquí, volví a mi habitación, y en una de las cajas, busqué la tarta que hasta hace un par de horas estaba en territorio Español. Quedaba casi la mitad, con lo cual tendría para comer cosas dulces, durante rato. Bajo con la tarta en la mano y la dejo en la repisa. No hay nada para comer en la casa, con lo cual tengo que apañarme con la tarta, y para no ser descortés les ofrezco un poco a los chicos, oferta, que no rechazan. Empiezo a estar cansada, y decido subir a mi habitación a descansar. Me despido de los chicos, con los cuales no había cruzado palabra y me tumbo en la cama. No me quito la ropa, ya que mañana tendría que despertarme temprano para hacer muchas cosas. Sería un día bastante largo.
-Al día siguiente-
Me desperté a las ocho de la mañana, y me puse en pie. El poco maquillaje que me había puesto en día anterior seguía en su sitio. Solo tenía que despejarme un poco y podría empezar a hacer cosas. Bajé, me comí un trocito de tarta y salí por la puerta. Fui al banco para arreglar los papeles restantes de la compra de la casa, y para abrir una cuenta. Después busqué una muebleria y empecé a elegir y a apuntar precios. No podía comprar muebles sin el consentimiento de Belén y Valeria, también era su casa. Pasé por una tienda de electrodomésticos de camino a la universidad, y miré todo tipo de cosas, desde neveras, hasta televisiones. Cuando llegué a la universidad, averigüé cuando eran los exámenes para poder entrar. Después de pasar por mi futura universidad, pasé por la de Belén y confirmé que ya había llegado. Hice los papeles, y recogí todo lo que la universidad le ofrecía, también me dieron una lista de libros que necesitaría, con lo cual debía comprarlos lo más pronto posible. Aunque aún quedaba todo el verano para que Belén comenzara las clases, el tiempo pasa  muy rápido y teníamos que hacer muchas cosas. Cogí un autobús que me llevo al centro, donde rápidamente encontré una autoescuela. Nos apunté a las tres, ya que teníamos en dinero suficiente para costeárnoslo. También encontré otra muebleria, una librería y varias tiendas de ropa. Entre a la muebleria, y busqué muebles, saqué fotos, y apunté precios. Cuando salí, entré a la librería y me compre varios libros para mí, y encargué los libros que Belén necesitaría para el año siguiente. Valeria y yo aún no sabíamos que libros necesitaríamos, ya que aún teníamos que hacer el examen de ingreso. Pasé de largo por la tienda de ropa, ya tendría tiempo de ir después u otro día, ahora mismo no era importante. Seguí andando y encontré una tienda de Vodafone. Entré, y arreglé papeles, aunque debía volver más tarde con los móviles restantes. Dos manzanas más allá había un supermercado. Me pensé eso de hacer las compras, ya que si compraba todo lo necesario, me volvería loca al subir al autobús. Entonces me vino a la cabeza. Harry. Harry conducía, tenía un coche grande, además, así podríamos ponernos al día. Pero había un pequeño problema, no tenía su número.  Llamé a Belén, varias veces, y a la tercera me lo cogió.
*Llamada telefónica*
- Buenas días pequeña marmota.
+ Buenos días pequeña despierta Beléns
- Quería decirte un cosilla.
+ Dígame.
- Uno, levántate, y despierta a la dormilona de Valeria. Dos, dame el número del rizos, que seguro que te lo dio ayer.
+ Uh, ¿y para que lo quieres? ¿eh, eh?
- Simple. Styles tiene coche, nosotras no. Yo tengo que llevar las compras a casa, y como no se te ocurra algo mejor, es mi única opción.
+ Pues existe el taxi, el autobús, y el tren.
- Ya, y también existe Harry. Así de fácil. Si quieres que vuelva a casa media loca después de estar con las compras para arriba y para abajo en el autobús, tu misma.
+ Vale. No me comas.
La conversación siguió durante un rato hasta que me mandó el número por SMS y lo llamé.
*Llamada telefónica*
+ ¿Sí?
- Harold, soy Giovanna
+ ¿Harold? ¿Enserio? Que poco original.
- Bueno, vale. Harry, ¿puedes venir a por mí?
+ Oh. Muy bonito, me llamas para que vaya a recogerte
- Harry, por dios. Está bien, vamos a intentarlo de otra forma. ¿Quieres venir a hacer las compras conmigo?
+ ¡No! Me pueden reconocer, y va a ser peor.
- Lo suponía. ¿Vendrás a por mí?
+ Claro. Todo sea por una amiga
- Si bueno, eso habría que hablarlo -digo entre dientes-
+ ¿Que has dicho?
- No, nada.
+ ¿A que hora voy a recogerte y donde?
- Em... al super que está en la avenida principal, que está calle arriba del colegio.
+ Vale, si, sé donde está.
- Genial. Cuando te llame estaré en la caja, así tienes tiempo para venir y aparcar.
+ Vale, nos vemos dentro de un rato.
Entro al super y me pongo a comprar, las cosas son muy distintas a las de España, pero todo es cuestión de costumbre, compro de todo un poco. Verdura, fruta, pollo, carne. yogures, leche, agua, cosas dulces, y algo de comida basura, no se puede ser siempre sana. Tenía bastantes cosas que pasar por la caja, así que fui llamando a Harry para que se acercara. Cuando lo vi entrar por la puerta, yo ya estaba cogiendo bolsas para empezar a salir
+ ¿La ayudo señorita?
- No me vendría mal una ayudita, apuesto caballero.
Los dos nos reímos y me ayuda a sacar las bolsas. Me indica dónde a aparcado el coche, pero tardamos el doble de lo normal en llegar, ya que cada dos pasos alguien lo para para hacerse una foto o que le firme algo. Cuando por fin llegamos al coche, me toca guardar todo en el maletero, ya que Harry a tenido que apartar a varias fans de su coche para poder entrar. Cuando termino de guardar las cosas y me dirijo a la puerta para entrar al vehículo, una chica me coge del brazo
+ Perdona, ¿Tú quién eres? ¿Eres la novia de Harry? ¿Como te llamas? ¿Tienes twitter? ¿que haces con Harry? Como le hagas daño te enteras.
- Hola. Em, yo soy Giovanna, sí tengo twitter, no soy la novia de Harry, y solo me está ayudando a llevar la compra a casa, y tú tranquila, que si alguien le hace daño a Harry, yo voy a ser la primera en hacer algo, yo también soy directioner sabes? no te preocupes -Le sonrío-
La chica me sonríe cuando termino la última frase
+ Me caes bien. ¿me das tu twitter?
- Claro.
Se lo doy y me despido de esa chica, posiblemente fan, o directioner. Me subo al coche y arranca.
+ Es muy bonito lo que le has dicho a esa chica
- Es fan tuya, lo menos que puedo decirle a una chica que se preocupa por ti, y que te ve con una completa desconocida es que no te va a pasar nada, ¿no crees?
+ Sí. Pero no eres una completa desconocida. - Se gira, y me mira con esa sonrisa tan bonita-
- Bueno, quizás no lo soy para ti, pero para el resto y las fans si lo soy.
+ Para el resto d los chicos tampoco. Llevo -se corrige- llevamos meses esperando verte
- ¿Así? ¿Y eso? - Harry levanta una ceja y vuelve a centrarse en la carretera- Ah, sí. La conversación, las cartitas, y tooooooooooooooooooooooodo eso.
+ Eso mismo. -Afirma-
- Dime una cosa, ¿Crees que ha dado resultado?
+ Espero que sí.
Llegamos a casa, me ayuda a bajar las cosas, y las entra en casa.
- Harry ¿Quieres quedarte a comer? Es lo menos que puedo hacer después de ser mi chófer
+ Claro por mi genial.
Empiezo a guardar las cosas en los cajones que hay, y a dejar en resto a un lado para que no moleste. Entonces caigo en la cuenta. No tengo nada con que cocinar. Mierda, se me había pasado.
- Houston, tenemos un problema
+ Aquí torre de control, ¿que problema tiene Houston?
-  -Me río- No tengo nada con lo que cocinar. Me parece que tendremos que pedir algo.
+ No problem
- Vale. ¿Que te apetece?
+ ¡Pollo!
- ¡Me encanta el pollo!
+ Yupi.
- Mientras yo lo pido, puedes ir a despertar a las marmotas de mis amigas? Seguro que si te ven nada más despertarse se les alegra el día
Se ríe ante la propuesta, pero me asiente y sube las escaleras. Yo cojo la guía y busco un local donde hagan pollo rostizado. Tardo un poco en encontrarlo, pero al final, llamo y encargo uno. Mientras espero que Harry baje con mis amigas, hago una lista de todo lo que hay que comprar para la casa.







¿Os gusta la nueva plantilla del blog? Decidme que os parece, y si os parece muy tétrica, la cambio. ¡También he puesto nuevas canciones! Que conste que me llevo mucho trabajo.
Espero que os haya gustado el capítulo de reencuentro, y que comentéis haber que os parece, y que os gustaría que sucediera en los siguientes capítulos, porque si me gusta vuestra idea, la pondré en los siguientes capítulos, un beso!  Y COMENTAD.
Espero que os guste, que de alguna forma os identifiquéis con ella, y que me pidais siguiente, muchisimas gracias por leer. Mucho amoooor! xx

sábado, 1 de septiembre de 2012

Capítulo 49.


Me desperté enredada ente las colchas de invierno, decidida a contarle a Ryan, que a finales de primavera, me mudaría a Inglaterra. Desperté a Belén, ya que ella no se inmutaba del desquiciante ruido de su BackBerry al sonar su alarma. En cuanto despertó, cogió el móvil y los ojos se le abrieron como platos. Se levantó de un salto, y salió corriendo de la habitación. Mientras el agua de la ducha corría, yo me puse a pensar como le daría la noticia a Ryan, y como reaccionaria. No era a la única persona que le tenía que dar la noticia, pero supuse que sería la más afectada. Mientras yo llegaba a esa conclusión, Belén, se había duchado y había desayunado rápidamente. La vi pasar, entrar a su habitación y salir completamente preparada a los diez minutos, se apoyo en el marco de la puerta, y con la mano se despidió de mi. Abrió la boca, pero no produjo ningún sonido, tan solo movió los labios, y como no terminaba de entenderla, lo dijo en un susurro
+ Me voy a trabajar nos vemos luego.
Asentí,  y en cuanto desapareció de mi vista se escuchó el repiqueteo de los tacones de Belén andando hacia la puerta, acto seguido, el sonido de la puerta al cerrarse. Con el sonido de la puerta, decidí levantarme y empezar a prepararme para ir a trabajar. No sabía que día empezaba Valeria en su nuevo trabajo, así es, que la desperté por si acaso. La meneé un poco y cada vez más y más fuerte, hasta que abrió los ojos.
-Buenos días Valeria.
+ Buenos días Gi -Dijo aún somnolienta-
La ayudé a levantarse y salimos de mi habitación. Me dirigí al baño, me puse las lentillas, y me lavé la cara, fui a la cocina y encendí la cafetera. Busqué el pan en el cajón, y saqué cuatro rodajas, dos de ellas para introducirlas en la tostadora. Mientras se hacían las tostadas, Saqué dos tazas, y algo dulce. La mermelada, y el queso untable, y algo más. Me senté en la mesa, y esperé a que las tostadas saltaran. No tardaron mucho, y en cuanto saltaron, metí las dos siguientes. Unté una de ellas con queso, y la otra con mantequilla y mermelada de fresa. Las siguientes tostadas saltaron y Valeria acudió a comérselas. Cuando ella se sentó, yo me levanté y fui a prepararme. Mientras hacia la cama, y guardaba la otra, le pregunté a Valeria si era hoy su primer día, y ella simplemente me respondió con un 'No lo sé' Hice una mueca, y comencé a vestirme. No me puse demasiado elegante, aunque trabajara en una gran empresa. Busqué los vaqueros claros que me acompañaban desde que era más joven, y me los enfundé. Un jersey claro, y por debajo, una camiseta sin tirante rosa clara. Me coloqué unos tacones rosas con plataforma, y metí mis cosas en el bolso. Primer día de jornada completa; Giovanna. Me solté el pelo, y cogí una chaqueta. Empezaba a tener calor con tanta cosa puesta dentro de casa, pero sabía que en cuanto saliera, tendría frío. Aunque quedaba media hora para que mi turno comenzara, quería llegar a tiempo en mi primera jornada completa. La última vez que vi a Ryan, habíamos acordado, que empezaría a trabajar a jornada completa la próxima semana, para poder ahorrar, aunque el aún no sabía para que. A partir de ahora, tendría que levantarme a las ocho de la mañana para comenzar con los preparativos de un nuevo día. A las ocho y media salía de casa, y a las nueve, empezaba a trabajar. Hasta las cinco de la tarde, en la otra persona venía para sustituirme. Me despedí de Valeria con una sonrisa, y abrí la puerta. Antes de marcharme tenía que decirle algo a la única persona que quedaba en la casa.
- Valeria. Hazme el favor de ir a la tienda y pregunta cuando empiezas. No quiero que te arriesgues.
+ No problemo.
Con esa afirmación, cierro la puerta de casa y salgo a la calle. Hace frío, tal y como había previsto, así que comienzo a andar por las nevadas calles de Madrid.  Tardo aproximadamente quince minutos en llegar a la puerta del edificio donde trabajo. Me sacudo la poca nieve que aún caía, y entro. La gente me saluda al verme pasar, ya llevaba varios meses trabajando con todos ellos, y eran gente muy amable, y simpática. Subo por las escaleras, hasta el primer piso, donde debo comenzar a trabajar de inmediato. Me saco el chaquetón, y lo cuelgo en el perchero. Me siento en la silla, enciendo el ordenador, y comienzo a hacer cosas. Cuando el ordenador se enciende, yo ya tengo las facturas en la mano, para pasarlas al ordenador, como es debido. Me paso la mañana pasando facturas al ordenador, y ordenando los archivos. Cuando termino de ordenar todos los archivos informáticos, miro el reloj de la pared, son las 16:43 así es, que empiezo a recoger las cosas, y mañana ordenaría los archivos de los cajones y las carpetas. Apago el ordenador, la luz, cierro todos los cajones con llave, y cojo mi chaqueta. Me levanto de la silla, me dirijo hacia la puerta, cuando choco con Marina.
+ ¡Giovanna! ¡Cuanto tiempo!
- Sí -sonrío-
+ ¿Que tal terminó todo el asunto?
- La verdad, no lo tengo claro. Belén se encargo de hablar con la policía mientras yo descansaba.
+ Entonces todo bien
- Exacto. ¿Y tú que tal?
+ Perfectamente, gracias
- Me alegro -sonrío-
+ Sí, y yo -me devuelve la sonrisa- ¿Y eso de que te vas?
- Ah, claro. He cambiado de turno, ahora hago jornada completa.
+ ¡Que bien!
- Sí, sí. Mucho.
+ ¿Y hay razón para eso?
- Sí, unas cuantas. -Río- ¿Quieres que quedemos más tarde y te lo explico?
+ ¡Claro! Te llamo en cuanto salga
- Vale. -Me giro un instante y veo a Ryan por el pasillo- Em... Marina, me tengo que marchar, nos vemos esta tarde. -No la dejo terminar, ya que me he dado la vuelta y me he marchado- ¡Hasta luego!
Con la pesada chaqueta, aligero el paso para alcanzarlo y me engancho de su brazo. El se gira instantáneamente.
+ Hey, hola.
- Hola -Sonrío-
+ ¿Que t... -Le interrumpo-
- Te tengo que decir algo.
+ ¿Es algo malo? Te has puesto seria
- Em... Quizá sea malo para ti, pero no para mí.
+ Dime.
- Haber... Bueno pues... -Hace varios gestos para que se lo diga de una vez- Verás, es que... me mudo a Inglaterra. -Mi respuesta le sorprendió bastante- Sí. Estoy trabajando más horas para poder vivir tranquilamente allí, sin problemas. Me mudo, porqué Belén, tiene que terminar allí la carrera, y hay universidades muy buenas especializadas en arte. Iría a alguna Universidad inglesa, y terminaría mi carrera allí. Además, Inglaterra siempre fue una de mis opciones de futuro. No te enfades, por favor. Tenía que decírtelo, porqué me gustas, y debías saberlo.
+ No pasa nada Gi. Es más, me gusta la idea de irnos a Inglaterra.
- Perdona... ¿Irnos? ¿'Nos'? ¿Nosotros? ¿Juntos? No, no, no.
+ Sí. ¿No te acuerdas? Soy inglés, tengo familia allí, y poseo varias propiedades. Así no tendrías que alquilar un piso. -Hago una mueca-
- Ah. Bueno, también es verdad. -La idea no me convencía del todo, ya que una de las razones por las que me marchaba, era para alejarme de toda esta vida, quería empezar de nuevo. Con mis mejores amigas, en Inglaterra, nosotras tres solas. Nadie más- En realidad no hace falta. Llevamos ahorrando un par de semanas -Mentira- Y queríamos empezar de cero. Ya estamos buscando casa, trabajo, coche, etc, y solo contábamos con tres personas.
+ Ya lo sé. Pero tu podrías vivir conmigo, y las otras dos que se apañen sin ti.
- No. No quiero. No, no, no y no. Siento ser tan borde, pero no quiero que vengas conmigo. Voy a empezar de cero en Inglaterra, con mis mejores amigas, y si decides acompañarme, tendrás que conformarte con ser amigos. Pero ya está, simplemente 'amigos' ¿Lo entiendes? ahora mismo no quiero a ningún hombre en mi vida. - Mi respuesta pareció fascinarle, pero a la vez ofenderle. Me miro, y siguió su camino, sin mirar atrás- Vale. Decido, el no vendrá -Me dije a mi misma-
Me puse la chaqueta, y bajé las escaleras para salir a la calle y poder llegar a casa. Los últimos momentos en ese edificio no fueron muy agradables, con lo cual, cogí mi móvil, lo abrí, tecleé la contraseña, enchufé los auriculares, y de camino a casa, escuché varias canciones de Ed Sheeran, Conor Maynard y Demi Lovato. Unos de mis artistas favoritos. Mientras pensaba en el asunto de Ryan, me acordé que había quedado con Marina, y acto seguido me acordé de María. También debía decirle a María que me mudaba a Inglaterra. Busqué su número en mi agenda, y lo marqué.
Pi, pi, pi. Nada, pi, pi, pi. Saltó el contestador. Decidí cortar y enviarle un mensaje.
Giovanna: María, llámame, tengo que contarte una cosa. Es urgente. | 17: 51 |
Supuse que me llamaría pronto, pero volví a intentarlo. No contestó. Llegué a casa, y nada más entrar, busqué mi portátil VAIO blanco. Tecleé su twitter y le mandé un mensaje directo. También le mandé un mensaje en su cuenta en Youtube, y ahí descubrí, que a la pequeña María, la había descubierto un productor musical estadounidense. Me ofendí al saber que se había marchado de España, para firmar un contrato, y que no me había contado nada. Me alegré mucho por ella al saberlo, pero me entristecí, al darme cuenta, de que si no llegó a enviarle ese mensaje, nunca me habría enterado de dicho contrato. Cerré el ordenador, y lo dejé sobre mi escritorio. No tenía muchas cosas que hacer. Me preparé algo de comer, y me duché con agua caliente. Volví a vestirme con la misma ropa, y mientras esperaba que las chicas llegaran o Marina me llamara, cogí el ordenador y me puse a buscar casa, universidad, y trabajo. A la hora, había encontrado varias casas en Londres centro, y otras cuantas repartidas por otras ciudades inglesas.  La ciudad que buscaba debía tener Universidad de Arte, casas a buen precio, un buena red de transporte público, y algún sitio donde Belén, Valeria, y yo podamos trabajar. Seguro que a Belén le resultaba mucho más fácil encontrar trabajo, ya que estaba terminado su carrera, y era el pequeño empujón que faltaba. Pero Valeria y yo lo teníamos un poco más complicado. Con todo lo que necesitábamos, solo habían dos ciudades adecuadas. Manchester o Londres. Y seguramente, Belén encontrara trabajo mucho más rápido en Londres, que en Manchester, ya que Londres, era una ciudad muy turística. Belén entró por la puerta dando un portazo.
- Buenas. -Grito desde mi habitación con un tono bastante animado-
Se acerca a mi habitación, pero antes pasa por la suya, para dejar su chaqueta y su bolso.
+ Muy buenas. ¿Tienes noticias?
- Como me conoces. -Me guiña un ojo y se sienta a mi lado- Verás, he encontrado todo lo necesario para los primeros meses en dos ciudades.
+ Haber, ilumíname.
- ¿Manchester o Londres?
+ Sinceramente me gusta más Londres, hay más cosas para visitar,tenemos más posibilidades, además de que...
- ¿De qué...?
+ Nada, se me ha olvidado.
-Ah.
Le enseñé todo lo que había encontrado y al poco rato llegó Valeria. Le conté lo que había encontrado, pero su reacción fue totalmente distinta a la de Belén.
- Iremos a vivir a Londres.
+ ¡Bien! ¡VAMOS A CONOCER A HARRY!
- Perdona, ¿Qué?
+ Mierda. ¡Belén! ¡La he cagado!
+ ¿Que has hecho?
+ ¡Se lo he dicho sin querer!
+ ¡¿No jodas?! ¡Valeria!
Valeria y Belén hablaban a gritos desde mi habitación y la suya, hasta que Belén abrió la puerta, y cruzó el pasillo, entrando en mi habitación. Siguieron hablando, como si yo no estuviera presente.
- Perdonadme un momento. ¿Que habéis dicho? ¿Que vais a conocer a Harry? Espero que no sea el Harry que estoy pensando.
+ Mientras no te refieras a Harry Edward Styles Cox, no hay problema. -Belén le miro fulminante mente-
- No me jodáis que habéis hablado con el rizitos.
+ Sí señor -Afirmo Belén-
- Vale. Las dos fuera de mi habitación. Ya. ¡Vamos!
+ ¿No te habrás enfadado? Que pava por dios. ¡No te enfades Gi!
¡Fue él quién insistió! -Gritaba Belén desde la puerta-
Mi teléfono comenzó a sonar y lo cogí, era Marina.
- Vale Marina, ya voy para allá.
+ Vale, ahora nos vemos.
Abrí la puerta, y Belén y Valeria estaban sentadas cada una a un lado del marco de ella. Hablando entre sí, como explicarme lo sucedido.
- Chicas, me voy, he quedado con Marina, luego nos vemos.
+ Por favor no te enfades.
- Tranquila Valeria. Me ha sentado mal, pero ya está. o hablamos todo bien cuando llegue.
+ Vale.
Me abrí paso entre sus piernas, cogí mi bolso, y salí por la puerta para reunirme con Marina en la cafetería de enfrente.



Espero que os guste, que de alguna forma os identifiqueis con ella, y que me pidais siguiente, muchisimas gracias por leer. Mucho amoooor! xx