jueves, 27 de septiembre de 2012

Capítulo 52.


Abrí los ojos despacio, y no podía creerme lo que veía. Lo habían echo a mis espaldas, y había quedado genial. Habían hecho el estudio. Mi estudio de baile. Entre a la habitación, y la miré, toda, cada detalle. Estaba el espejo que cubría una pared, la barra de estiramientos, la caja con talco para no resbalar, un estante donde guardaríamos el material, el equipo de música. Todo lo necesario estaba ahí dentro. Giré sobre mis pies varias veces, con una sonrisa que ocupaba todo mi rostro. Me paré, y giré hacia la puerta. Allí estaba Harry, apoyado sobre el marco de la puerta, con una sonrisa tímida en la cara. Entonces sonrío, y muevo los labios, pronunciando la palabra 'gracias' y sonrío levemente. El me responde con un gesto con la cabeza y se marcha, dejándome sola en el estudio. Aún no puedo creerme que ya tenga mi estudio, nuestro estudio. Salgo corriendo de la habitación y bajo las escaleras para alcanzar a Harry y darle las gracias como es debido. Cuando logro bajarlas lo más rápido posible, el ya se había marchado, puesto que no había nadie en casa. Abro la puerta y lo veo a pocos metros de ella con lo cual salgo corriendo calle abajo, y sin darme cuenta ya estoy en sus brazos. Me separa de su cuerpo y me mira con cara de extrañado.
- Sólo quería darte las gracias.
El sólo sonríe y asiente. Le dedico una sonrisa más y me doy la vuelta para marcharme. En ese momento siento como me cogen de la mano y estiran de ella. En un simple movimiento tenemos los cuerpos pegados y sólo nos separan unos escasos centímetros. Nos miramos a los ojos, y el se humedece los labios.
+ Creo que se te ha cerrado la puerta, preciosa.
Entonces me giro, y veo que la puerta de mi casa está cerrada. Por el impulso que tomé al salir, se habrá cerrado. Vuelvo a girarme, y me doy cuenta de que el aún me sujeta la mano con fuerza. Ante ese gesto sonrío levemente y vuelvo a mirarlo.
- Pues tendremos que entrar de alguna forma.
Se le dibuja media sonrisa y aún cogido de mi mano, me dirige a mi casa.
- No hacía falta que me trajeras a la puerta de mi casa para asegurarte de que está cerrada.
+ No boba. La casa de tu vecina, da al patio de tu casa, y supongo que no habrás cerrado todas las ventanas con seguro.
Asiento, y estira de mi brazo dirigiéndome a la valla de mi vecina. Estoy a punto de tocar al timbre cuando me la coge y me impide hacerlo.
+ Creo que es más divertido si saltamos
Sonrío hacia el comentario y saltamos la valla. Lo que no tuvimos en cuenta, es que mi vecina tenía un pastor alemán como perro guardián. En cuenta nos dimos cuenta de ello, nos tocó correr, y saltar la valla que daba al patio de mi casa lo más rápido posible. Harry saltó más rápido y con más habilidad que yo, mientras que yo aún no había saltado. Estaba en la parte superior de la valla, y el perro aún podría alcanzar una de mis piernas si saltaba. Desvié la mirada hacia Harry, el cual estaba con los brazos abiertos, diciéndome que saltara.
+ ¡Salta! ¡Salta! ¡Yo te cojo! ¡Vamos, salta!
Le hice caso y salté, cayendo en sus brazos. Levanté la mirada, nos reímos y volvimos a apoyar la cabeza en el suelo y a seguir riéndonos. Aún en el suelo, me quité los tacones y me levanté. Me acerqué a Harry, y le extendí la mano para que se levantase. La cogió y se levantó. Andamos hasta la puerta de cristal que hay en la parte de atrás y entramos a casa. Seguimos riéndonos hasta llegar a la cocina. Serví un vaso de agua para cada uno y rápidamente nos lo bebimos. Con dolor en los abdominales de reír, nos tumbamos en el sofá. Poco a poco dejamos de reírnos. Semejante estupidez acabábamos de hacer, y como había sucedido, era bastante gracioso. Encendimos la tele y vimos una película. Estaba cansada de montar muebles, de correr y de reírme, pero había sido un día productivo. Lo único que aún no me dejaba disfrutar mi estancia en Londres, era que aún quedaban todas las habitaciones de arriba por reformar. El mes que viene estarían listas. Eso esperaba. Aun era verano, pero esa noche refrescó con lo cual Harry y yo terminamos acurrucados en una esquina del sofá. El sentado con las piernas de lado, y yo apoyada en el. En cuanto terminó la película, empezamos a cambiar de canal, y me quedé dormida.
Me desperté en mi cama y miré alrededor. Si no recordaba mal, me había quedado dormida, sobre Harry. Sobre Harry. Lo pensé durante un minuto y en un principio la idea de que Harry me trajera a la cama fue muy tierna, pero después me pregunté porqué lo había hecho. Llevaba aquí un mes y solo nos habíamos visto cinco veces. Sí, me gustaba estar con el, y podía considerarlo un amigo, pero tampoco teníamos mucha confianza. Cuando nos encontramos por primera vez estaba loca por todos ellos, y no podía apartar la vista de ninguno, hablé con todos por igual, excepto... con Niall obviamente. Desde que estoy aquí, nos hemos visto lo justo y necesario. Yo quedaba más con Harry, que siempre estaba dispuesto a ayudarme y mis amigas quedaban con el resto para hacer sabe tu qué. Se iban por la mañana y volvían a la hora de comer. Mientras ellas estaban fuera, yo entrenaba, limpiaba, cocinaba, y arreglaba mi habitación. Pasó otra semana y yo seguía encerrada en mi casa, pintando mi habitación y pensando como hacerla mía. Una tarde a mediados de Julio, estaba sola en casa, como siempre, pintando mi habitación (después de haber alisado las paredes, instalar cables y cambiar la ventana) con unos vaqueros cortos viejos, una camiseta ancha de colores, con el pelo recogido. Bajé las escaleras descalza y abrí la puerta. Para mi asombro, allí estaba Niall, con ropa vieja y una sonrisa en la cara. Lo miré asombrada, apoyada en la puerta.
+ Em... ¿Puedo pasar?
- Me espabilé- Claro, claro, pasa. -Entro y se puso al pie de las escaleras- ¿Que haces aquí? Por curiosidad.
+ Dos pajaritos me han comentado que aún estás arreglando tu habitación, y ya que no tenía nada que hacer, he decidido venir a ayudarte.
- ¡¿De casualidad esos pajaritos no se llamaran Valeria y Belén verdad?!
+ No. Quevá. -Dijo con tono sarcástico- Bueno. ¿Puedo ayudarte?
- No voy a rechazar tu ayuda, cuatro manos pintan más rápido que dos.
+ Eso dicen -Sonrío y le indico las escaleras.-
Subimos a mi habitación, y le digo por donde puede empezar a pintar. Me concentro en pintar pero las dudas me asaltan. Pasa una hora hasta que decido preguntarle lo que me ronda por la cabeza. Estar con él a solas hace que me vengan imágenes del pasado, y creía que lo tenía superado.
- Niall...
+ Dime.
- ¿Porqué te gusté? -Me miró, y se puso a pensar como responderme-
+ Pues, em.. joder vaya pregunta.
- Si no quieres no respondas
+ No, no. Ahora que lo dices, creo que deberíamos dejarlo todo claro.
- Me parece justo. -Lo miro durante un segundo a los ojos con los brazos cruzados, pero su mirada me puede. Mojo la brocha y vuelvo a colocarla sobre la pared.-
Hubo un silencio bastante incómodo. Había que aclarar varias cosas, pero ninguno sabía por donde empezar. Terminé de pintar la pared izquierda, me dirigí a la pared lateral derecha, donde había un gran ventanal que cubría casi toda la pared, con lo cual se veía todo Londres. Eran unas vistas increíbles. No quería que el ventanal quedara tal y como lo había cambiado. Rebusqué entre mis papel un pequeño diseño que dibujaba en mis ratos libre para decorar algún sitio especial, y enseguida decidí que mi diseño debía estar en ese ventanal. No había nada especial en mi diseño, era mío, me gustaba y ya está. Al ser simple, solo tuve que agrandarlo y pintarlo en dos de las esquinas. Cuando terminé, fui a buscar la escalera. Quería dibujar mi nombre en el cabezal donde iría mi cama. Ese diseño con mi nombre, también lo había dibujado yo, pero lo dibujé a la edad de dieciséis, y ahora, teniendo veinte, aún me gustaba tanto como la primera vez. Quizá podría hacerle un par de retoques para que quedara mejor, pero eso ya se vería mientras lo dibujaba. El dibujo con mi nombre, era lo más costoso, tanto de tiempo como de trabajo, y sin duda, necesitaría ayuda. Llegué a mi habitación con la escalera, y la coloqué en la pared. Me subí a la escalera y comencé a dibujar, aún con un silencio bastante incómodo, pero ese silencio se agradecía, así no el dibujo me saldría mejor. Tampoco fue tan difícil como había pensado, pero aún me quedaba pintarlo, y darle los últimos retoques. Bajé de la escalera para ver mi dibujo de lejos, por si me había quedado doblado, fuera d lugar, o alguna letra no se leía bien. Niall se me acercó y me felicitó por el dibujo, según el, estaba muy bien y le gustaba, eso me dio confianza y lo ayudé a terminar de pintar la pared, ya que solo quedaba medio metro. Cuando fui a ayudarle me apartó.
+ ¿Tienes que pintar algún mueble?
Asentí.
+ Ve a buscarlo, tráelo y lo pintamos juntos. -Vuelvo a asentir le sonrío y voy a buscar el mueble-
Mi armario al ser grande, pesaba bastante, así que Niall al oírme rechistar y despotricar contra el armario salió a ayudarme, y aún empujando los dos tardamos un rato en entrar el armario. Dejamos el armario en el medio de la habitación y busqué la pintura especial para muebles, de secado rápido. Terminó de pintar la pared y nos pusimos a pintar el armario. Más que pintar lo barnizamos, y le hice algún que otro dibujo sencillo. Llega un momento, en el que la tensión ya ha pasado y nos ponemos ha hablar, tranquilamente. Estoy sentada en el suelo, pintando una pequeña flor en la esquina de la puerta, termino mi parte del armario y cojo la brocha, la mojo en el barniz y voy donde Niall aún esta deslizando su pincel. Me acerco a él con una sonrisa en la cara, y apoyo la brocha cuando me da un codazo.
+ Puedo yo solo -me dice con una sonrisa en la cara-
- Me río y vuelvo a apoyarla sobre el mueble para barnizarlo-
+ ¡Que he dicho que puedo yo solo! -Seguidamente se ríe y me mancha con el pincel-
Y así empezamos una pequeña guerra con los pinceles aún húmedos y con resto de pintura. Cuando creía que había tregua, me toca el brazo, me giró, me vuelve a pintar, y acto seguido me besa.



Lectores míos:3 espero que os haya gustado y siento mucho por haber tardado en subir, pero ya ha empezado el curso, y quiero empezarlo bien. Bueno, espero que comentéis que echo d menos los comentarios, los pocos que habían. Y me pregunto donde estará mi querida Lucía. Bueno, para los que la leáis, espero que hayáis empezado bien el curso, y que disfrutéis del capítulo, y si te gusta ya sabes, pídeme siguiente o déjame un comentario con tu opinión en el blog, twitter (@missmartina12 // @12_MissMartina) o tuenti.

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