lunes, 27 de agosto de 2012

Capítulo 48.


Pasamos un rato abrazados, hasta que nos separamos para mirarnos a los ojos.
+ ¿Bajamos a desayunar?
Asiento. Me levanto de la cama, y me pongo algo encima para no tener frío, aunque en la casa no hace frío ya que tiene calentador centralizado y no hace falta ir con chaqueta, yo iba abrigada, porque por culpa de la pesadilla me sentía mal, y tener frío es uno de los síntomas. Bajé a la cocina, y vi a Ryan sacando cacharros para preparar el desayuno. Me acerqué a él, e hice que soltara las cosas. Lo aparté y encendí el fuego. Abrí la nevera y busqué los ingredientes necesarios. Saque los huevos, la mantequilla, azúcar, la batidora, y me puse a hacer tortitas. Ryan me miraba mientras lo preparaba todo, me giro y le sonrío.
- Ve a comprar chocolate caliente, algo de sirope, y algo que te guste.
Asintió sonriente y fue a vestirse, no tardó en salir por la puerta. No es que no me gustara su compañía pero cocino mejor cuando estoy sola, y ahora mismo lo necesitaba. Seguí batiendo, y lo puse en la sartén. Mientras se hacía, busqué mi móvil y me puse música. Cogí un plato y empecé a apilar las tortitas, había echo cinco tortitas para cada uno. Cuando terminé, le puse otro plato encima a las tortitas para que no se enfriaran, lavé, sequé y guardé los utensilios, y coloqué la mesa.  La puerta se abrió, y apareció Ryan con una bolsa. Se quitó la chaqueta, y fue directo a la cocina, lo seguí, y lo mandé a que se sentara en la mesa. Había traído chocolate caliente, croissants, una muffin y sirope de chocolate, dulce de leche, y fresa. Saqué tazas mientras el chocolate se calentaba, y coloqué lo que había traído en un plato que luego llevé a la mesa. Cuando sonó el pitido del microondas, me levanté, y con cuidado, llevé las humeantes tazas a la mesa.
- Cuidado, el chocolate está caliente.
+ Menudo desayuno.
- Tampoco es para tanto...
+ Sí lo es, tortitas, zumo de naranja, chocolate caliente, tostadas, y lo que he traído yo.
- Me apetecía cocinar (?)
Me sonrió y empezó a llenarse el plato con cosas y comer. Lo imité y me llené un vaso con zumo de naranja, cogí el croissant, una tostada, y mis tortitas correspondientes. Desayunamos en silencio, y nos lo comimos todo. Cuando terminamos de comer, no nos podíamos ni mover, o por lo menos yo.
+ Estaba todo muy rico.
- Gracias.
Nos levantamos, y yo fui a la habitación a cambiarme. Me estaba poniendo los tacones cuando caí en cuenta de que había dormido con las lentillas puestas. Se me había pasado por completo. Bajo las escaleras, y me dirijo a la puerta con mis cosas para irme a casa. Abro la puerta y salgo a la calle, a las 12:07 del mediodía. Necesitaba irme a casa, porque no me sentía a gusto en la casa de Ryan, o por lo menos no por ahora. Voy andando por la calle, y hace frío, oigo a alguien correr detrás mía, pero no me inmuto, sigo andando.
+ Eh. ¿Estás bien? ¿Te pasa algo?
Sigo andando, pero vuelve a insistir, me coge del brazo, y vuelve a preguntármelo.
- Sí. Pero por favor, déjame. Necesito estar sola.
Me paró, y se puso frente a mí.
+ Vale, pero que sepas, que estoy aquí.
Sonrío, asiento, y sigo andando hacia mi casa. No tardo mucho en llegar, ya que andaba deprisa. Subo los pisos correspondientes, y entro en mi casa. Se notaba la diferencia d temperatura, pero aún así, mi casa era más fría que la de Ryan. Las chicas, al oírme entrar, salieron de mi habitación corriendo para abrazarme.
- Uy. ¿Y tanto cariño de repente?
+ ¡Hemos encontrado trabajo!
- ¿En serio? ¡Que bien!
+ ¡Sí! -Responde Valeria emocionada-
- Me alegro mucho -Sonrío- Y bien, ¿De que van a trabajar mis chicas?
+ Yo de dependienta, y Belén, de recepcionista.
- Muy bien, me gusta. ¿De dependienta donde Valeria?
+ En una tienda de zapatos en el centro.
- Que bien. Y...
+ Novecientos cincuenta euros al mes -Aclaró Belén-
- Gracias. Siento ser así, pero es que necesito planearlo bien.
+ No te preocupes, te entiendo.
- Haber, vamos a sentarnos y os voy a explicar mi plan.
Me saqué el abrigo, los tacones, y entramos a mi habitación. Mientras ellas se sentaban en la cama, yo me quitaba el vestido. Abrí el armario, y rebusqué entre mis cosas para ponerme algo cómodo y calentito.
- Bien. El plan es el siguiente: Todo lo que ganemos, lo meteremos en una hucha, un bote de nocilla, algo, da igual dónde. Sólo gastaremos lo necesario, para la comida, algún que otro capricho, y poco más. ¿Estamos todas de acuerdo?
+ Me parece un buen plan.
- Gracias por el apoyo. -Cojo mi toalla, la ropa que había elegido, y me apoyo en el marco de la puerta- Chicas, voy a darme un baño. Relajante. Luego nos vemos, y hacemos lo que vosotras queráis, noche de chicas, películas, cotilleos, me da igual, lo que vosotras queráis.
Salgo de mi habitación, y me dirijo al baño. Entro, dejo la ropa, y voy al salón a buscar velas. Vuelvo al baño con velas, y una radio con los discos que mi madre me ponía para dormir cuando era pequeña. Suena ridículo, pero los sonidos del río, el mar, las olas, los árboles y los pájaros, me relaja muchísimo. Empiezo a llenar la bañera de agua caliente, y busco sales, jabón, algo, para que huela bien. Al ver que no hay sales minerales, busco el champú, y lo pongo en la bañera. Sé que es una pérdida de jabón absurda, pero me sentí mejor. Al ver que ya había espuma, encendí todas las velas, encendí la radio, y me metí en la bañera. Saqué los brazos, cogí una toalla, la enrollé y la usé de almohada. Apoyé la cabeza, cerré los ojos, y me relajé. Pasaron dos o tres canciones, y ya empezaba a sentirme arrugada, supuse que habría pasado media hora ya que cada canción duraba por lo menos diez minutos. Salí de la ducha, me enrollé en la toalla, y chorreando, abrí la puerta del baño. Al abrir la puerta un escalofrío recorrió mi espalda por el cambio de temperatura. El espejo no tardó en desempañarse. Enrollada en la toalla, metí la mano en la bañera, y quité el tapón. Sin embargo, no apagué las velas. Me cepillé el pelo, y me lo sacudí. Me desenrolle la toalla, y empecé a vestirme, con la ropa que había traído al baño. Las mallas negras, con medias debajo. Me puse una camiseta ancha rosa, y las pantuflas en forma de botas negras que tenía desde los diecisiete años. Me seco el pelo para no coger frío, y al terminar, salgo por la puerta. Extiendo la toalla, sobre una silla para que la toalla se seque y voy con las chicas. Entro en mi habitación, y cierro la puerta al entrar.
- Tengo una duda. ¿Porqué estáis siempre en mi habitación?
+ Es la más acogedora -Dijo Belén dulcemente-
- Ah. -Me acerco y me siento en la cama- Y bien, ¿Que vamos ha hacer? ¿película? ¿noche de chicas?
+ Las dos cosas. Veremos la película favorita de cada una, y luego cosas de chicas. -Aclaró Valeria-
- Guay. ¿Con que película empezamos?
+ Con la m... -La interrumpo-
- He tenido una idea. ¿A todas nos gusta el baile, verdad? Tengo la saga de 'Step up'
+ A mi me encantan esas películas.
- Lo sé Valeria. ¿Belén?
+ Por mí genial, son brutales.
- Perfecto.
Así lo hicimos. Busqué las películas mientras Belén hacia palomitas y Valeria iba a por bebidas. Cuando volvieron, yo ya había puesto la primera película, y había cerrado todo para no tener frío. Valeria trajo tres vasos, con zumo, y botellas de zumo y agua. Belén había traído un bol grande palomitas y todas las chucherías que había en casa. Comenzamos a ver la películas y el tiempo pasó volando. Nos comimos todas las palomitas, casi todas las chucherías y y más de la mitad de las botellas. Cuatro películas después abrimos la cama de abajo, y nos pusimos a hablar sobre chicos, nuestro futuro y ese tipo de cosas. Poco a poco nos iba entrando el sueño, pero seguíamos hablando. Al final, como era de prever,  terminamos hablando sobre el tema de Inglaterra.
+ Gi, ¿has encontrado universidad?
- Sí, unas cuantas. Hay una el Londres, otra en Manchester, Liverpool, y demás. A mí, me da igual, sólo necesitamos que Belén encuentre un trabajo estable.
+ Cierto. Bueno, y también deberíamos buscar piso, y un medio de transporte -Replicó Belén-
- De eso no te preocupes. Me sacaré el carné de moto allí, y si decidimos quedarnos en Londres, quizá Ryan pueda dejarnos un piso.
+ Hablando de eso, ¿se lo has dicho ya?
- No, aún no... -Iba a hablar con Valeria, cuando me di cuenta de que estaba dormida-
+ ¿Cuando se lo dirás?
- Dentro de poco supongo.
+ Tu también buscarás trabajo ¿verdad?
- Obviamente. Tendremos que pagar la casa, la universidad, y el transporte, además de lo básico. ¿De que trabajarás?
+ Buscaré alguien a quien traducir, algún empresario, famoso, turista, o político. Y si eso no es posible, trabajaré de profesora. ¿Y tú?
- Bueno, yo seré camarera, dependienta, vendedora, profesora de baile, no lo sé. Seguramente, me entreviste para alguna academia para enseñar baile, así hago lo que me gusta y me pagan, todo redondo.
+ Estaría bien, sí. Yo también debería sacarme el carné de conducir.
- Pues sí.
Poco a poco íbamos hablando más y más bajito, ya que teníamos mucho sueño. Cuando apoyamos la cabeza en la almohada, apagué la luz y nos dormimos enseguida. Había sido un día un poco raro, pero reconfortante, y no pude evitar ponerme a pensar como le diría a Ryan que iba a mudarme a Inglaterra.



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¡Chicas! Bueno algunas os preguntáis donde están los chicos, ya que se supone que es una novela sobre One Direction. Bien, pues os confirmo, que volverán en el capítulo 50. Ni más ni menos que dentro de dos capítulos. Todo hay que decirlo, asi que diré dos cosas.
1º Dentro de poco son los VMA, y MTV ha hecho un concurso sobre las mejores fans, y por ahora no vamos muy bien, os dejo aquí el link, para que votéis (votos ilimitados)  VMA's
2º Una chica de twitter, ha tenido una idea muy buena, y a mi me encantaría llevarla a cabo, así que, os dejo el link del twitlonger, lo leéis, lo comentáis, y se lo decís a mas directioners, que se note nuestro poder. http://www.twitlonger.com/show/j00qgq Es una ida muy buena.
POSDATA: Las pantuflas son los zapatos de andar por casa.

Espero que os haya gustado el capítulo, que me pidáis siguiente, y que no dejéis de leer. Bueno, y se agradecería que se lo dijeraís a más gente, para que la lea, sería muy bonito de vuestra parte.
Gracias por todo<3 

jueves, 23 de agosto de 2012

Capítulo 47.


Estaba solo. Sin camisa. Al verme, me sonríe, me coge de la mano y me hace entrar a la casa con calefacción. Faltaba una hora para las doce de la noche, faltaba una hora para que fuera un nuevo año. Y tuve la sensación que de no quería pasar ese año conmigo. Aún cogidos de la mano, nos sentamos en el sofá. Hubo silencio hasta que encendí la televisión. No pude aguantar más, y solo quedaba media hora para las campanadas.
- Y... ¿Porqué no has ido a mi casa?
Se giro para mirarme a los ojos.
+ Por qué pensé que querrías estar sola. Con todo lo que ha pasado...
- Si quería que vinieras a casa era para estar contigo, para comenzar un nuevo año juntos, y para que te des cuenta de que me importas.
La cara se le iluminó cuando dije eso. Se le dibujó una sonrisa automáticamente en la cara. Me cogió de la mano, y se junto a mí, se pego en los muslos como signo de que me sentara sobre su regazo, y así lo hice. Hicimos las paces en dos minutos. Preparamos las cosas para las campanadas.
- He traído mojito.
+ No creo que haga falta, pero vale.
- Que prefieres, uvas, lacasitos o regaliz?
+ ¿Lacasitos? ¿Regaliz?
- Cuando era pequeña comíamos lacasitos o regaliz. ¿Que vas a escoger?
+ Yo soy más tradicional, uvas por favor.
- Va.
En la mesa dejo un potecito con 12 uvas y otro con 12 lacasitos. Llega el momento, subimos el volumen de la tele, nos levantamos y las campanadas comienzas tras un breve discurso de los presentadores. Primera campanada. Tercera campanada. Quinta campanada. Séptima campanada. Novena campanada. Duodécima campanada. Me giro y lo miro. Tenía la boca llena de uvas aún, intentando tragarlas y respirar sin ahogarse.
- Escúpelas, te vas a ahogar.
Coge el potecito y las escupe. Se acerca a mí. A escasos centímetros me susurra:
+ Esto es tradición de mi país. -Me coge la cara entre sus manos y me besa-
Nos besamos durante medio segundo, chocamos las narices y luego nos miramos a los ojos.
- ¿Y de donde se supone que eres?
+ De Inglaterra.
Los ojos se me abren como platos.
- ¡¿CÓMO?! ¿De Inglaterra?
+ Sí. ¿Es que no te gusta?
- ¡No! ¡Me encanta!
Vuelve a besarme y me abraza. Me quito los tacones y nos tiramos en el sofá. Al rato de estar en el sofá, nos levantamos y nos vamos a la habitación. Subimos rápido a la habitación, me quite el vestido, y busque una camisa que ponerme para dormir en el armario. Abro la sábana y me meto dentro de la cama con una camisa básica celeste. Tengo frío en las piernas, e intento calentármelas con las manos. Ryan no tarda en unirse a mi, pero antes de meterse en la cama, abre un baúl que hay frente la gran cama, y coge el mando a distancia, se enreda entre las sábanas y apreta un botón, y luego otro para que la televisión se encienda. Me incorporo y me siento detrás, apoyada en cabezal de la cama. La televisión empieza a salir del baúl y al terminar de salir, se enciende automáticamente, mientras la tele salía, Ryan me había echado un brazo por encima, y yo había apoyado la cabeza en su hombro. Eligió una película muy clásica, pero que aún así, nos gustaba mucho, Grease. Había visto esa película millones de veces, y me sabía todas las canciones. Las cantaba todas, y sonreía con cada baile. Al final, Ryan se durmió, yo terminé de ver la película y apagué la televisión. Lo miré, le aparté el pelo, le di un beso en la frente, y me acurruqué a su lado. Estaba empezando a dormirme cuando sentí como me abrazaba por la espalda. Sonreí, y me giré. Me sorprendí al ver que me estaba mirando. Le sonreí, y vi como le brillaban los ojos, me devolvió la sonrisa, se acercó a mí, bajo la sábana, entrelazó su mano con la mía, con la mano libre, me acarició la cara, y me besó. Nos separamos, nos volvimos a mirar, volvimos a sonreír y volvió a besarme, esta vez con un poco más de entusiasmo, y pasión. Soltó mi mano y me agarró de la cintura, y me pegó a él, siguió besándome, cada vez con más fuerza, me agarró y en un movimiento me había puesto encima suya. Entrelacé mis manos en su cuello, y rodamos por la cama. Empezó a quitarme la camisa, y dejé que lo hiciera, pero al ver que se quitaba los pantalones, lo paré de inmediato.
- No, por favor. Podemos besarnos, y todos los mimos, caricias, abrazos que tu quieras, pero sexo, no.
+ Lo siento, es que lo necesito.
- Y yo lo siento más por no poder darte lo que quieres, pero si esperas un par de semanas, lo haré mejor que nunca, te lo prometo.
+ Te tomo la palabra.
Sonrío, y nos besamos. Nos abrazamos, nos miramos, nos besamos, hasta que me quedo dormida sobre su pecho.
Estoy en la casa, atada a la cama, y Lucas sigue encima mía. He aprendido a no quejarme, después de estar encerrada en esa habitación una semana. Estoy cansada, débil, dolorida, tengo hambre, sed, y sueño. Llevo una semana aquí, haciéndolo cada vez que a él le apetezca. No tengo el valor suficiente para irme, después de el primer intento. Recuerdo como cuando intenté escaparme un amigo suyo, me vio, me siguió, y cuando hice mi primera parada, volvió y me cogió. Me golpeó, y volví a despertar en esa cama, asquerosa cama. Entonces el volvía, solo que no era Lucas. Era Ryan.
Gi... Giovanna... Princesa... Alguien me agita, entonces me despierto. Agitada, asustada, sudando.
+¿Estás bien cielo?
- Mmmm... sí.
Ryan está frente a mí, mirándome, me coge la mano, luego me besa, y finalmente nos abrazamos.
+ ¿Que ha pasado?
- He... tenido una pesadilla.
+ Que pasaba en la pesadilla?
- Nada, no te preocupes.
Encoge los hombros. Lo miro, y lo abrazo muy fuerte, no tarda en rodearme con sus brazos.
- Necesitaba un abrazo.




Espero que os guste, que de alguna forma os identifiqueis con ella, y que me pidais siguiente, muchisimas gracias por leer. Mucho amoooor! xx

martes, 14 de agosto de 2012

Capítulo 46.


Sentados en la cama, hablando tranquilamente pasan las horas. Me levanto y miro el reloj, las 20:18
- Es noche vieja, ¿Que vamos ha hacer?
+ Salir de fiesta seguro que no
Sonrío ante la respuesta y salgo de la habitación. Me dirijo hacia donde estén Belén y Valeria.
- Chicas, es noche vieja, ¿Vamos ha hacer algo, o nos quedaremos aquí?
+ Lo que tu veas, yo diría que mejor nos quedásemos aquí, lo tuyo aún es muy reciente.
- Valeria. Belén. ¿Os queréis ir de fiesta? No os voy a encerrar aquí el último día del año, podéis iros, no me va a pasar nada. -Hacen una mueca y continuo-  Además, Ryan se va a quedar conmigo. No os preocupéis por mí, en serio. Es más, os voy a arreglar yo misma. Vamos, id a ducharos y venid a mi habitación. -Me miraron extrañadas- ¿A que esperáis? ¡Vamos!
Salí hacia mi habitación, y entré. Ryan se acercó, me cogió de la mano y nos sentamos en la cama.
+ Me gusta que me cuentes las cosas. Porque en una pareja lo primero es la confianza. -La palabra pareja me chocó- Por eso, creo que cuanto antes te mudes, mejor. -Asentí-
- Siento interrumpirte, pero las chicas van a venir a arreglarse, se van a ir de fiesta, y pensé que tu y yo podríamos quedarnos aquí viendo una peli, acurrucados en el sofá, y cuando sea la hora, celebrar las campanadas. Vete a casa, dúchate, piensa sobre todo esto y piensa, reflexiona sobre todo esto durante un rato. Y cuando quieras, ven.
+ Me parece un buen plan.
Así, dicho. Me besó, y salio por la puerta. Las chicas no tardaron en llegar, con una bata de baño, con la toalla enrollada en el pelo. Con un gesto de la mano, les dije que entraran y que se sentaran en una silla. Tenía un cajón con todo lo necesario en el baño. Me dirigí hacia el, y lo abrí. Lo descoloqué del riel y lo lleve a la habitación. Allí, lo coloqué todo sobre la cama, y rebusqué hasta encontrar la crema.
Abrí el bote y lo pase por delante suya. Metieron los dedos y se le inundaron de crema que luego se extendieron por la cara. Terminaron de hidratarse, se desenrollaron la toalla y se recogieron el pelo, para que no me molestara al maquillárlas.
- Señoritas, el plan es el siguiente: Mientras yo maquillo a Valeria, Belén, tú, te encremas, que ahora en invierno la piel se seca muy rápido. Decidme, ¿Que queréis llevar en el pelo?
+ No hace falta que hagas esto. Túmbate y relájate.
- No. Lo siento, quiero hacerlo. Hace mucho que no me siento así, antes se lo hacía a mi hermana. Ahora a vosotras. -Sonrío-
Empiezo a maquillar a Valeria, y poco a poco me voy derrumbando emocionalmente. Intento contener las lágrimas, y parecer tranquila, pero Valeria se da cuenta.
+ Eh, eh. ¿Que te pasa?
- ¿A mí? -Esnifo, y bajo la cabeza- Nada.
+ Mentira. -Me coge la barbilla y me eleva la cara- Te brillan los ojos.
En eso momento no puedo aguantar más y me derrumbo. Comienzo a llorar.
- Necesito saber, por qué me ha pasado a mi. ¿Porqué cuando mejor me iba, viene ese estúpido -Me cortan: Cabrón, hijo de puta.- -Asiento- y me lo estropea? ¿Queréis saber porqué hago esto? Porqué necesito saber que soy útil, que esto ha servido para algo. Que gracias a esto, voy a ser más fuerte, voy a ser mejor persona, voy a mejorar como tal. Que he aprendido a diferenciar a la buena gente y la mala. Necesito saber, que esto, sólo es un bache, que me va a ayudar. Que es una de esas lecciones necesarias para poder vivir, que es una lección, para no ser tan confiada. Necesito saber, que ha servido para algo.
Levanto la mirada, y veo a Belén, y a Valeria, sentadas en la silla, mirándome, con los ojos apunto de explotar de lágrimas. Me río al verlas así.
-Vaya dos pares de idiotas. -Se levantan y me abrazan-
Vuelvo a sentarlas, y sigo maquillándolas aún con lágrimas en los ojos. Me despojo de ellas, cojo el móvil y la música brota del altavoz. El humor se me alegra y eso se nota, porque una sonrisa se dibuja en mi cara. Todas nos ponemos a cantar al son de la canción, desafinando y dejando el ritmo de lado. De vez en cuando nos reímos de nosotras mismas. Le doy el último toque de maquillaje, y la despacho para comenzar con Belén.
No tardo mucho ya que las dos han quedado bastante natural, pero requería su tiempo, por muy poco maquillaje que fuera. Terminé de maquillárlas. Habían quedado preciosas. Las peiné tal y cómo ellas me habían dicho. Le trencé el pelo a Valeria, y le ricé el pelo a Belén. No le había quedado demasiado rizado, más bien ondulado. Le recogí el pelo por la puntas, las tiré hacia la parte trasera de la cabeza haciéndole un pequeño lazo con el pelo que sujeté con un gancho. Una vez arregladas, se colocaron cada una su precioso vestido. El vestido de Valeria era claro, con un bolso de mano del mismo color. Se puso unos tacones negros preciosos, los pendientes negros de bola, y unos guantes finos y elegantes  negros con encaje y un lazo. De abrigo, se puso una chaqueta de pelo muy pija que su abuela le había dejado cuando falleció. Traje noche vieja; Valeria  Belén sin embargo, llevaba un vestido oscuro, marrón  con flores negras, en la cintura, llevaba una cinta ancha negra, un bolso marrón a juego con el vestido y unos tacones altos negros. Unos pendientes muy bonitos, y una americana negra. Traje noche vieja; Belén. Salimos de mi habitación, y las acompañé hasta la puerta.
- Pasadlo bien, y no os emborrachéis mucho. Si tenéis algún problema llamadme, ni lo dudéis. Y si vais a pasar la noche en otro sitio, avisadme.
+ No te preocupes Gi.
- Tengo que preocuparme Belén. Ahora, iros. Pasadlo muy bien ¿Vale?
Se fueron, y yo me tumbé en el sofá. Cuando me cansé de estar ahí, fui a mi habitación, cogí el portátil, miro las películas que tengo, las he visto todas. Decido cambiar de planes. Ryan tardaba mucho, y tenía miedo que no viniera, así que fui yo quién iría a su casa.'Si el no viene a ti, ve tu a por él' eso dicen ¿no? Me ducho con agua caliente, me encremo, me aliso el pelo, y me hago un tupé. Me maquillo muy poco. La raya superior, rímmel, y los labios de un color precioso, una mezcla entre rojo y rosa. Me pongo los tacones negros, el vestido claro, el cual se parece mucho al de Valeria, un bolso de mano negro con encaje, y pendientes negros. Traje noche vieja; Giovanna Dentro del bolso meto lo necesario: Móvil, llaves, dinero, documentos, las gafas y el paquete de las lentillas por si acaso. Cómo posiblemente pase allí la noche, le envío un SMS a Valeria y otro a Belén avisándoles. Por si acaso, meto las gafas de sol, y el spray de pimienta que Belén me regaló nada más llegar a casa. Me enfundo en la cazadora de cuero negra, apago todas las luces de la casa y salgo. Dirigiéndome hacia la casa de Ryan, paso por un veinticuatro horas a comprar uvas, lacasitos, regaliz, y algo de alcohol. Supuse que Ryan tendría en su casa, así que solo compro una botella de mojito. Mi favorito. Pago en la caja y sigo mi camino. No tardo mucho en llegar. Estoy delante de la puerta, con frío. Dudo un segundo en tocar al timbre. Quizá no quería verme, por eso no fue a casa. Estoy a punto de tocar al timbre cuando la puerta se abre. Se le ve bastante sorprendido y entonces me arrepiento de haber ido hasta allí. No quería verme.



Espero que os guste, que de alguna forma os identifiqueis con ella, y que me pidais siguiente, muchisimas gracias por leer. Mucho amoooor! xx

domingo, 5 de agosto de 2012

Capítulo 45.



-Narra Giovanna-
Me subo al coche y sigo mi camino. Conduzco durante una hora más, estaba muy cansada y con pocas fuerzas, pero ya veía el hospital. Aparco en primer sitio que veo y camino hacia el hospital. Estoy llegando a la puerta automática, me siento débil, empiezo a ver borroso, estoy mareada, me duele la cabeza. Veo como la gente se acerca a mi, no logro oírlos. Estoy delante de la puerta. No logro entrar porque me derrumbo.
Oigo voces a mi alrededor, me cogen y me colocan sobre algo plano con ruedas, más voces, lo único que puedo lograr pronunciar es un pequeño balbuceo y un quejido. Intento abrir los ojos, pero no obtengo un buen resultado. Entramos a algún sitio. Más voces. Oigo las palabras '¿Que le ha pasado a esta chica?'



~~ En el hospital central de Madrid ~~
- Narra Belén-
Me giro al instante al oír como alguien grita mi nombre. No era quién yo me esperaba. Marina se acerca corriendo a mí.
+ ¿La habéis visto?
- No. Aún no.
Ahí se acaba la conversación. Nadie tenia nada que decir, estábamos demasiado nerviosos para soltar palabra. Tenemos otro acto reflejo al ver escándalo entre las enfermeras. Nos giramos pero no se veía quién estaba en la camilla.  Las enfermeras corren por el pasillo sujetando la camilla, mientras una de ellas recitaba sus datos otra apretaba una pequeña bolsa de aire.
' Desconocida. De diecisiete a veinte años. Inconsciente, tensión baja, síntomas de insomnio, tiene las pupilas dilatadas, no parece tener ninguna enfermedad, y ningún hueso roto. Muestras de violencia.  Tiene golpes, un par de cicatrices, una herida abierta y muestra síntomas de violación. Llevémosla a la sala...'
La vi pasar delante de mi. Me quedé de piedra. Las enfermeras seguían corriendo, y entonces tuve el impulso de correr tras ellas. Las alcancé y me agarré a la camilla, era ella.
+ Señorita debe apartarse, tenemos que llevar a esta chica para hacerle pruebas.
Pasan una puerta y me obligan a soltar la camilla donde Giovanna se encontraba inconsciente.
Ryan y Marina corren hacía mi. Estaba pálida.
+ ¿Has visto un fantasma?
- No. -Hice una pausa- La he visto a ella. Inconsciente, pálida, ida.
La frase parece afectarles tanto como a mí. Los tres nos quedamos quietos en pasillo, paralizados.
+ Por favor, despejen el pasillo.
Damos varios pasos hacia atrás hasta caer sobre unas sillas.
Esperamos sentados, sin hablar, sin mirarnos, sólo esperando para poder entrar a la habitación. Pasamos una hora sentados hasta que la enfermera sale y nos da permiso para entrar. Entramos en silencio, para no molestar. En la habitación hacia más fresco que en el pasillo, así que después de estar media hora sentados en esas sillas nos entro un poco de frío y tuve que ir a casa a por una rebeca que ponerme por encima y un par de cosas para pasar la noche. Fui lo más rápido posible y volví con comida, agua, mantas un par de almohadas, el cargador del móvil, y algo más. Volví al hospital y pasé la noche allí. Marina se fue al poco tiempo a su casa, Ryan se quedó dormido y yo no tardé en seguirlo.
+ Belén...
Por muy suave que lo dijera, la escuché, y salté como un resorte de la silla. Enseguida estaba a su lado
- Dime. Estoy aquí.
Lo dije muy bajito, para que no le molestara. Abrió los ojos muy despacio.
+ Tienes una voz bonita aunque digas lo contrario. Y me alegro que seas tú la primera a quien veas.
- Sí. Porqué Ryan está dormido.
Se ríe por lo bajo.
+ ¿Cuánto tiempo llevas aquí?
- ¿Esperando a que llegaras o esperando a que te despertaras?
+ Las dos cosas.
- Pues... esperando a que te despiertes dos o tres horas. Y esperando a que llegaras... desde que llamaste.
+ Jo. Gracias.
Hubo una pequeña pausa.
+ Vete a casa a descansar.
Me negué.
+ Por cierto... ¿Has encontrado trabajo?
- Te han secuestrado, te han violado, ¿y te preocupas porque haya encontrado trabajo?
+ Seeeeeeeep.
- Que muchacha.
Me siento a los pies de la cama.
- Duerme.
+ Tu también
Así se acaba la primera conversación que mantenemos desde que llegó al hospital.
Me bajo de la cama, busco una manta, una almohada y me tumbo en la sillas para dormir un rato.

-Narra Giovanna-
Me duermo totalmente. No oigo nada, no veo nada. Alguien me aprieta el pecho, y eso hace que vuelva a la realidad. Respiro profundamente, y la sangre me circula por todo el cuerpo, haciendo que me sienta mucho mejor. Abro los ojos y me encuentro en una sala blanca, con herramientas de trabajo, sentada en una silla, abierta de piernas, sostenida por algún cacharro. Llevo una bata azul clara, que me tapa hasta las rodillas, pero ahora mismo está arremangando ya que alguien me observa la entrepierna.
'Si, es lo que yo me temía' Me asusto y me muevo bruscamente. Una cabeza tapada por la boca y una rendija para el pelo se asoma entre mis piernas.
+ Por favor, no te muevas. Necesito terminar el diagnostico.
- Vale. Es doctora -Pienso-
Asiento y me relajo un poco.
+ Relaje los músculos por favor, si están contraídos no puedo hacer mi trabajo.
Intento relajarme completamente, pero no funciona demasiado bien.
+ Póngale un relajante -Refiriéndose a la enfermera-
Cuando el relajante hace su efecto no siento dolor alguno, y la doctora parece feliz por haber podido terminar su trabajo correctamente. Se levanta, se quita la rejilla, la máscara, los guantes, se lava los manos y se dirige a mi.
+ Bien señorita.
La miro a los ojos.
+ Ha sido usted violada.
- ¡¿NO ME DIGA?! No lo sabía. La noticia me relaja mucho. -Pienso sarcásticamente-
Asiento.
Me recomienda descansar, no hacer movimientos bruscos, no mantener relaciones sexuales, y pasar por el área de psicología para tener charlas sobre lo que me ha ocurrido. Una recuperación larga y lenta. Pero mañana me darían el alta si esta noche todo iba bien.
Tal y como la doctora me había recomendado, me duermo.
Me despierto muy tranquilamente, relajada.
- Belén...
Al segundo se encuentra a mi lado.
+ Dime, estoy aquí.
Abro los ojos lentamente, examinando mi alrededor.
- Tienes una voz bonita aunque digas lo contrario. Y me alegro que seas tú la primera a quien vea.

+ Sí. Porqué Ryan está dormido.
Me río.
- ¿Cuánto tiempo llevas aquí?
+ ¿Esperando a que llegaras o esperando a que te despertaras?
- Las dos cosas.
+ Pues... esperando a que te despiertes dos o tres horas. Y esperando a que llegaras... desde que llamaste.
- Jo. Gracias.
Hubo una pequeña pausa.
- Vete a casa a descansar.
Se negó. Decido cambiar de tema.
- Por cierto... ¿Has encontrado trabajo?
+ Te han secuestrado, te han violado, ¿y te preocupas porque haya encontrado trabajo?
- Seeeeeeeep.
+ Que muchacha.
Se sienta a los pies de la cama.
- Duerme.
+ Tu también
Cierro los ojos, me tumbo de lado y me duermo plácidamente. O por lo menos eso creía hasta que me asaltan las ganas de comer e ir al baño. Como ir al baño es más urgente, me levanto, sin hacer ruido y busco el baño. Apenas me mantengo en pie sin temblar, pero debía recuperarme. Después de un rato dando vueltas a oscuras por el inmenso hospital, lo encuentro. Vuelvo a la habitación bastante rápido. Entro y las ganas de comer vuelven a asaltarme. Busco en algún sitio y encuentro mi bolso. Gracias a dios que nadie lo ha tocado. Todo lo que había cogido de la casa seguía ahí, en perfecto estado. Me como el último bocadillo, una fruta, y una botella de agua. Cuando termino de comer, vuelvo a la cama. Entonces veo como Belén se retuerce en las sillas. Le toco el hombro varias veces, hasta que reacciona.  Le digo que duerma conmigo y medio sonámbula sube a la cama y se duerme. Yo no podía dormir, porqué cada vez que lo intentaba, las pesadillas me atacaban. Al final del cansancio, me duermo.
 ~~ A la mañana siguiente ~~
Me despierto con el dulce aroma a café y croissant. Me giro hacia el lado derecho cuando un rayo de sol alumbra mi cara, haciendo que mis ojos se cierren. Me incorporo y no me encuentro sola en la cama. Belén había sido reemplazada, en su lugar estaba Ryan, observándome. Me muevo hacia él, lo miro y le dedico mi mejor sonrisa.
+ Buenos días princesa.
- Buenos días princeso -Sonrío-

Me da un beso en la frente y se aleja.
+ He probado la comida de este hospital y es asquerosa. Por eso te he traído yo el desayuno. El que a ti te gusta.
Lo miro y me sorprende ver que ha acertado.
+ Me lo ha dicho Belén. -confiesa-
- Me encanta que seas tan detallista. -Me acerco y lo beso-
Me como el desayuno a gusto, tranquila, relajada, sin prisas pero sin pausas. Viene una enfermera, habla con migo, luego con Ryan, el se va con ella, para que le den el alta, mientras yo me visto. Me hago un moño con las manos, una camiseta básica, los pantalones, los zapatos, el abrigo y la bufanda. Estoy lista para volver a casa. Tal y como me había dicho la doctora, me dieron el alta esa misma mañana, y pude regresar a casa. Mientras andábamos hacia mi casa vi la fecha y la hora del día de hoy.
31 de diciembre, las 16:27 de la tarde. Había perdido la noción del tiempo.
- ¡Madre mía, es noche vieja!
Llegamos a casa, me duché, comí algo, y me acosté a la cama a reflexionar. Ryan no tardó mucho en unirse a mi. Nos sentamos al borde de la cama, a hablar sobre lo que había pasado y como esto afectaría las cosas.
+ Quiero que vengas a vivir conmigo.
- Encantada.
Lo rodeo con los brazos y me besa la frente.



Espero que os guste, que de alguna forma os identifiqueis con ella, y que me pidais siguiente, muchisimas gracias por leer. Mucho amoooor! xx

jueves, 2 de agosto de 2012

Capitulo 44.



~~ En algún sitio a las afueras de Madrid ~~
-Narra Giovanna-
Lloré, pataleé, pegué, grité. No se inmutaba. Opté por rendirme. Cuando me rendí, paró.
+ Si no opones resistencia no es divertido.
- Cabrón, hijo de puta a lo único que no voy a oponer resistencia es a matarte cuando salga de aquí.
+ ¿Dónde quedó la dulce niñita que conocí?
- Se fue cuando la secuestraste para follartela.
Me miró con la mala cara, y se marchó. Me dejó ahí echa una porquería. Me mentalicé y decidí no rendirme, salir de ahí. Miré las cuerdas, improvisé algo para poder desatarmelas, o por lo menos aflojarlas para que no me hicieran tanto daño. Una vez aflojadas, pude desatarme, aunque tardé más de lo que pensaba. Cuando me desaté, busqué algo que ponerme, encontré mi ropa tirada en el suelo de esa asquerosa habitación. Por suerte, la coleta que siempre llevaba en el bolso seguía ahí. Me até el pelo y busqué mi móvil. Lo encontré en seguida. No tenía cobertura, ni una insignificante raya. Pensé que hacer.
- No pierdas los nervios. -Me dije- Idealiza un plan Giovanna, algo que te ayude a salir de aquí.
Se me ocurrió al instante, pero para llevarlo a cabo debería esperar hasta que Lucas viniera a por más, o que se fuera de la casa. Quería salir de esa habitación como fuera. Me tiré al suelo y miré a ras de suelo si había alguien cerca, si veía alguna sombra, alguien aproximándose, o algún sonido proveniente el lo que haza tras esta puerta. No había nadie. Me levanté e intenté abrir la puerta. Cerrada.
-Mierda. -Pensé-
Oí los pasos de alguien acercándose. Me solté el pelo y volví a la cama. Me até las manos de una manera que pareciera que aún era prisionera, pero que con un tirón pudiera desatarme. Los pasos pararon. Eso me dio suficiente tiempo para evaluar la situación y coger algo para defenderme. Había una lámpara en la mesilla que tenía a mi lado, estaba desenchufada. Los pasos siguieron su rumbo. Una llave encajó en la cerradura. El pomo giró, dejando entrar a Lucas a la habitación. Llevaba una bandeja. Al verlo me hice la sorprendida.
+Veo que te alegras d que entre.
- Sinceramente, me interesa más lo de la bandeja.
+ ¡Ah! Pues te he traído un sándwich y una botella de agua. No quiero que esta preciosidad -Dijo mientras me tocaba la cara- se muera de hambre. Puse cara de asco, y apartó la vista. Aproveché el momento. Cogí la lampara y le golpeé con ella en la cabeza, haciendo que cayera al suelo. Me vestí muy rápido. Se movió, estaba apunto de levantarse. Cogí la bandeja y volví a golpearle.
-Espero que te quedes el suficiente tiempo tirado en el suelo para que no te mate.
Como pude lo subí a la cama, lo ate fuerte, cogí las llaves de su bolsillo y salí de la habitación con todas mis cosas.  Regresé a la habitación un momento.
- Se me olvidaba el sándwich y el agua, gracias por tu ayuda Lucas.
Le guiñé un ojo al cuerpo inconsciente de Lucas. Cogí mi pintalabios rojo, y le escribí en la pared de enfrente bien grande:
'Te has equivocado de chica, fuck you'
Salgo de la habitación y cierro la puerta con llave. Busco algo para taponar la cerradura para que no la fuerce y pueda escapar. Encuentro una llave muy parecida en la puerta del armario. La meto en la cerradura. Me alejo de la habitación. Observo la casa, revuelvo los cajones. Encuentro la cartera de Lucas tirada en una silla. Cojo su monedero, me llevo todo el dinero. Le quito la batería a su móvil, y me llevo las llaves del coche, busco algo para defenderme si hiciera falta. Encuentro un viejo bate de béisbol, seguramente importado de Estados Unidos.
-Esto servirá -Pienso-
Me dirijo a la cocina, abro la nevera. Tenía hambre. Cojo botellas de agua, fruta, y me hago un par de bocadillos para pasar el día si tengo problemas. Apago todas las luces y me marcho de esa repugnante casa.
Subo al coche de Lucas, bajo las ventanillas, enciendo la radio y me marcho. Aún no tenía el carnet de conducir, pero sabía hacerlo desde los catorce años. Después de dar un par de vueltas, sin encontrar rastro de carretera alguno me paro un instante a reflexionar, y es que se me había ido el efecto de la adrenalina. Estaba asustada. Intenté calmarme, pero tardé en romper a llantos. Cuando ya no podía llorar más, me despejé las ideas, bebí agua, me comí una manzana y seguí buscando la carretera. Una hora más tarde la encontré. Me alegré más que en toda mi vida de ver una carretera destrozada y abandonada. Aceleré. Llevaba un buen rato conduciendo. Paré diez minutos, comí y bebí para ganar fuerzas, cogí el móvil.
- ¡Genial! ¡Tengo cobertura!
Con emoción llamó a mi casa. Nadie me lo coge. Vuelvo a intentarlo, nada. Llamo a Belén.
*Llamada telefónica*
+ ¿Dígame?
- ¿Belén?
+ ¿Sí?
- ¡Soy Giovanna!
+ ¡OH DIOS! ¿Estas bien? ¿Dónde estás? ¿Qué ha pasado?
- Tranquilízate. Estoy yendo hacia la ciudad.
+ Marina a salido a buscarte con otra gente.
- Pues llámala y dile que estoy yendo para allá. Voy al hospital esperadme allí.
+ Vale. No tardes por favor.
- No tardo.
*Fin de la llamada telefónica*
Subo al coche y sigo mi camino.

~~ En el hospital; Madrid ~~
- Narra Belén-

Ayer Ryan llamó diciéndome que estaba en el hospital y tal como le había dicho iría e visitarle al día siguiente.
Llegué al hospital a las nueve de la mañana. Con las manos ocupadas por mi desayuno y el de Ryan le pregunte a las enfermeras cual era la habitación, y ellas me la indicaron muy rápidamente. Toco a la puerta, escucho un suave 'Adelante' y entro a la monótona habitación.
- Buenos días Ryan, ¿Que tal has pasado la noche?
+ Sinceramente, en estas camas no se duerme bien. Quiero irme de aquí.
- Aún no puedes. Recuerda que te despertaste ayer.
+ Cierto. ¿Es eso que huelo un café?
- Que buen olfato tienes. Sí, son dos cafés. Uno con leche para mi y uno descafeinado para ti. Y como estás en el hospital, te he traído algo para acompañarlo.
+ Guau, gracias, no hacia falta.
Coge la magdalena y le pega un mordisco.
- Están buenísimas -Dice con la boca llena-
Me río. Cojo el vaso de plástico del Starbucks y me bebo el café. Quería empezar la mañana con buen pie. No quería alarmarlo sobre que no teníamos noticia alguna sobre Giovanna. Nos pasamos la mañana hablando. Al final, encontré el momento adecuado para comentárselo.
- Ryan...
Me miró con esos ojos color miel tan sinceros. Tenía la mirada perdida, triste, le faltaban una chispa de vitalidad, y yo sabía exactamente porqué. Sentí un escalofrío que me recorrió la espalda.
- No hemos recibido noticia alguna sobre Giovanna, aún estamos esperando.
+ Suponía que dirías eso. Pero por lo menos sé que la gente está ayudando.
Le hice un signo con las manos para que me explicara el porqué de esa frase.
+ Verás, cuando ayer Marina se enteró de todo se puso muy triste, pero decidió que no podía estar con los brazos cruzados a que una señal cayera del cielo. Así que reclutó a gente, y formaron bandas para ir a buscarla por la ciudad, a las afueras, preguntar a vecinos, amigos, ciudadanos, comerciantes, etcétera para poder encontrarla.
Una enfermera entró a la habitación, le miró las heridas, le desinfectó los puntos, le cambió la venda de la cabeza, y se marchó tal cual había entrado.
Paso la mañana. Le aconsejé que descansara un rato. Dí una vuelta, entré a un estanco y me compré un paquete de cigarros. Me lo encendí y lo fumé para calmar los nervios.
- Si Giovanna estuviera aquí me lo quitaría y lo tiraría a la basura...
Volví a entrar y le pregunté a una enfermera si podría llevarme a Ryan a comer a algún restaurante cercano. Me contestó que hasta que el medico no diera el visto bueno no podría salir del hospital, y también me aconsejó que me fuera a casa y descansara un poco. Seguí su consejo. Salí del hospital rumbo a casa. Media hora más tarde estaba en casa. Tiré las cosas de mi cartera sobre el sofá. La BlackBerry, las llaves, chicles, las gafas de sol, la cartera, los documentos, un poco de maquillaje, y el paquete de cigarros. Lo cogí, lo observé, lo giré, lo solté en la mesa, volví a cogerlo y volví a observarlo. Sentía que estaba traicionando a Giovanna fumando, pero era lo único que aplacaba mi ansiedad y nervios, si no fumaba, me volvería adicta a los chicles.
-¿Quién sabe si volveré a necesitarlo?
Volví a meter todo el la cartera y me duché. Me tiré al sofá a intentar descansar. Reparé en la tintineante luz del teléfono fijo. Me incorporé y lo miré. Dos llamadas perdidas. Me levanté, me puse los zapatos, cogí mi cartera y bajé corriendo por las escaleras. Bajando rápidamente las escaleras, parte de mi cartera vibro al ritmo de 'She makes me wanna'

*Llamada telefónica*
- ¿Dígame?
+ ¿Belén?
- ¿Sí?
+ ¡Soy Giovanna!
- ¡OH DIOS! -Me tranquilizó saber que era ellas, pero a la vez me asaltaban muchas dudas-  ¿Estas bien? ¿Dónde estás? ¿Qué ha pasado?
+ Tranquilízate. Estoy yendo hacia la ciudad.
- Marina a salido a buscarte con otra gente.
+ Pues llámala y dile que estoy yendo para allá. Voy al hospital esperadme allí.
- Vale. No tardes por favor.
+ No tardo.
*Fin de la llamada telefónica*
Corrí por las calles madrileñas rumbo al hospital. Llegué rápido, entré, busqué la habitación 036 y entré en un minuto.
+¡Belén! ¡Has vuelto!
No me giro ni si quiera para dedicarle un 'hola' y una sonrisa, busco su móvil entre sus cosas, lo cojo abrumada y busco el número de Marina en la agenda. Lo encuentro enseguida. La llamo. Le cuento lo ocurrido. Al ver que es verdad, me siento, me calmo, y respiro tranquila durante unos minutos
+ Vale. Gracias por saludar.
- Perdona. -Digo exhausta-

+ ¿Qué ocurre?
- Ha llamado. Viene para acá.
Reacciona al momento, se le ilumina la cara, y hasta se emociona, pero no lo suficiente como para derramar un lágrima. Se levanta de la cama y me abraza. No se lo rechazo, los dos necesitábamos un abrazo, contacto humano, roce, deslice. Esperamos impacientes verla entrar por la puerta. Voy al baño un par de veces, me recorro los pasillos una y otra vez, salgo y me fumo un cigarro, eso aplacaba mis nervios, pero no lo suficiente, me meto un chicle de menta a la boca. Vuelvo a la habitación. Vuelvo a salir. Vuelo a entrar.
- Que desconsiderada. ¿Quieres ponerte nervioso con migo? ¿ Merodear por los pasillos y los baños para no estar cruzado de brazos mientras esperas?
+ Buena oferta.
Se levanta de la cama y salimos al pasillo. Lo recorremos una y otra vez.
- ¿Un chicle?
+ ¿De que son?
- De menta.
+ Vale. Gracias. Espero que sirva para calmarme un poco -Dice entre dientes-
No podemos parar de girarnos al escuchar un ruido, una ambulancia. Estamos demasiado nerviosos. Varias enfermeras nos llaman la atención varias veces por estorbar en los pasillos. Dadas las circunstancias, nos recorremos el hospital entero, de planta en planta, saludando a los pacientes, y hablando con los que estás aburridos, consolamos familias y esperanzamos a otras, todo un récord personal en una hora. Volvemos a la planta baja, damos una vuelta por jardín del hospital, salimos afuera a tomar aire, y volvemos a entrar.
+ ¡Belén!
Me giró al instante al oír como alguien grita mi nombre.



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¡Espero que os haya gustado y que me pidáis siguiente! Me ha costado terminar el capítulo, puesto que tenía espacio y no sabía como rellenarlo. Pero creo que ha quedado bastante bien, y os dejo con el beneficio de la duda, porqué soy así de simpática.
¿Será Giovanna la que grita su nombre?
No se sabrá hasta que siguiente capítulo.
Antes de que cerreis la pagina del blog quería preguntaros tres cosas:
1º ¿Que os parece la música que le he puesto al blog?
2º ¿Os gustan las fotos que pongo al principio de cada capítulo?
3º ¿ Que os parece el rumbo que esta tomando la novela? ¿Os gustaría cambiar algo? ¿Qué? Dimelo en un comentario o un mensaje, porque realmente me importa lo que opinan mis lectoras.
Muchas gracias por no dejar de leer y el apoyo.

Posdata para Lucía: Muchas gracias por ser una lectora fiel, significa mucho para mí.

Recuerdas su esencia.

Lo recuerdas, recuerdas vuestro primer beso, bajo la luz de una vieja farola, quizá no fue el primer beso perfecto, pero sabes que él era el indicado. Recuerdas cuando se lo anunciaste a tus amigos, y como reaccionaron. Recuerdas vuestro primer aniversario, y como cada día lo querías más. Recuerdas como te acompañaba a casa cogido de tu mano. Recuerdas todos los momentos que pasasteis en ese viejo banco, hablando sobre la vida, y como le habías enamorado. Recuerdas perfectamente la frase que te indico que el era el chico correcto.
- Me enamoraste con esa dulce y sincera sonrisa.
Recuerdas que lo querías solo para ti, y que cualquier cuando cualquier otra chica, más alta, más guapa, más esbelta, pasaba por su lado tenias miedo que te abandonara por ella. Recuerdas su risa en las tardes de verano, y sus cálidas manos en una fría mañana de invierno. Recuerdas como te sentiste al ver que sus sonrisas eran para otra chica. Recuerdas haber llorado durante horas como una estúpida, porqué quizá lo eras. ¿Cómo llegó a estar conmigo teniendo chicas mejores que yo? Nunca lo supiste. Pero recuerdas todos esos momentos, cuando pasas por su lado, lo hueles, y lo rozas. Y es ahí, cuando recuerdas su esencia.



Construyamos un mundo en el que el tesoro más preciado sean las sonrisas.