domingo, 8 de julio de 2012

Capitulo 34.


Me tumbé en la cama, mirando a Lucas directamente a los ojos, esos ojos verdes pardos tan seductores. El estaba en calzoncillos, y yo con su camiseta. Cada vez nos acercábamos más el uno al otro, terminando pegados. Nos giramos, mirando hacia la ventana, un rayo de sol nos acariciaba la piel cálidamente. Estaba en el borde de la cama, abrazada por sus protectores y fuertes brazos. Me giré para mirarle a la cara, y confesarle que aún era virgen. Lo besé, y luego, se lo dije.
+No te preocupes. Si no quieres, esperaré.
- Si quiero, pero es... delicado.
+ Te lo haré muy despacio, y si sientes algún tipo de dolor, o de incomodidad, tan solo dímelo, y pararé.
- Me encanta cuando eres tan dulce.
Me acarició la cara, y me besó. Empezó acariciándome el cuerpo, haciendo, que temblara, bajó al cuello, mordiéndome suave y dulcemente. Mientras me besaba, me abrió poco a poco las piernas, y antes de que pudiera darme cuenta, estaba introduciéndola en mí. Sentí una punzada de dolor, pero me mantuve callada, aunque me doliera, volvió a repetir el gesto, y yo seguía sintiendo dolor, pero cada vez menos. Y fue ahí, en ese momento, cuando recordé ese día, hace casi cinco años, cuando estaba tumbada en una cama desconocida, con un completo desconocido,  del que creía estar enamorada. Repitió el gesto una y otra vez, hasta que el dolor desapareció. Le supliqué que parara. Bajé de la cama, y me dirigí al baño. Tal y como suponía, tenía sangre.
-Pero... es normal, ¿No? -Pensé-
Me lavé, pero seguía fluyendo la sangre, opté por ducharme. Salí de la ducha empapada, con el pelo chorreando. Me cepillé el pelo, y lo alboroté, me vestí y volví a la habitación.
+¿Estas bien? -Me pregunto Lucas-
Estaba sentado al borde de la cama, vestido, y con cara de preocupación.
- Sí, perfectamente. Perdóname por lo de antes, me trajo recuerdos que creía haber olvidado.
Me abracé a él, creo, que para intentar olvidar lo que había recordado. Nos fuimos a desayunar algo al StarBucks que había a dos calles. Cuando volvimos, descubrimos a Belén y Nick, corriendo por la casa envueltos en toallas, mojando todo lo que había a su paso. Pasamos de ellos completamente. Me acompañó a mi habitación, donde hablamos durante una hora, antes de que se marchara.
Cogí dinero, y fui ha hacer la compra. Volviendo a casa, vi en una escaparate un libro que siempre me había llamado la atención. Entré, y lo compré. Llegé a casa, coloqué todo en su correspondiente sitio, y me encerré en mi habitación a leer. Eran las ocho de la tarde, tocaron a la puerta.
+Traigo una película -Dijo Lucas agitando la caja con la película-
- Adelante -Respondí con una sonrisa en la cara-
Entramos en mi habitación.
+ Veo que tenías planazos para un domingo por la tarde
- Sí, leer como una posesa
+ Súper divertido -Con tono sarcástico-
- Pues sí, mira tú por donde. ¿Quieres palomitas para ver la película?
+ Claro
Fui ha hacer las palomitas, mientras esperaba caí en que no sabía que película veríamos.
- ¿Que película vamos a ver? -Pregunté desde la cocina-
+ Seguro que te las sabes de memoria, pero quería que recordaras viejos tiempos conmigo.
- ¿Ah sí? -Dirigiéndome a la habitación con el plato de palomitas-
+Sí.
Entré y allí estaban las tres películas que tanto éxito habían tenido años atrás. Extendidas sobre la cama, a juego con la trilogía.
+ Los Juegos del Hambre.
- En Llamas, Sinsajo.
- ¿Porqué quieres ver estas películas?
+ Son bonitas.
- ¿Bonitas? Hablan sobre una matanza de niños.
+ Me refiero a...
- Los trágicos amantes del distrito 12... -Susurré-
+ Exacto.
- Veamos las películas por favor.
Vimos la primera película, y como cada vez que la veía, lloraba con la muerte de Rue, hacia el signo de respeto del 12, y me sabía hasta los párrafos. Lucas alucinó un poco. Terminó la película y bajé de un salto de mi cama, buscando entre cajas. Tenía que encontrarlo, ¿Donde lo había guardado? No me acuerdo, tenía que encontrarlo.
+ Sabía que te gustaban las películas pero...
- ¡Aquí esta!
+ Te sabes hasta los párrafos... -Lucas seguía flipando-
- Porque soy Tributo. -Enseñándole mi Sinsajo-
+ Hasta tienes el Sinsajo... madre de dios, que obsesión.
- Y tu has revivido la llama. Nunca mejor dicho.
+ ¿Vemos la siguiente?
- Por supuesto.
Vimos las dos siguientes películas. Lloré, como siempre lo había hecho al ver esas películas. Lucas se había quedado dormido. Apagué la tele, me preparé todo para el día siguiente y me fui al sofá a dormir.
Patadas, sentía patadas en mi vientre, mareos, ganas de vomitar, angustia, calor. Daba vueltas en el sofá, no conseguía despertarme, dolor, calor, más mareos, muchísimo dolor, miedo, inestabilidad, pánico. Me desperté.  Me toqué el vientre, ni rastro de ninguna barriga, patadas, ningún síntoma de estado. Estaba sudada, tenía la camiseta pegada a la espalda, era de madrugada, pero aún así, fui a ducharme. Estuve casi dos horas metida bajo el agua. Eran las seis de la mañana cuando salí de la ducha, me encremé, y preparé un desayuno de película. Tostadas, café, bacon, huevo revuelto, y por supuesto, zumo de naranja.  Se levantaron, y se lo comieron todo.
+ Vaya, quien tenga el placer de casarse contigo será un hombre afortunado.
- ¿Por qué lo dices? ¿No crees que puedes llegar a ser tú?
+ ¿Eso es una indirecta?
- Tan sólo es una pregunta, sin compromisos. -Sonreí pícaramente-
Terminaron de desayunar y nos fuimos a clase.





Espero que os guste, que de alguna forma os identifiqueis con ella, y que me pidais siguiente, muchisimas gracias por leer. Mucho amoooor! xx

No hay comentarios:

Publicar un comentario